Veinticuatro

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Yoongi se acomodó en el duro colchón, tratando de no las lastimarse y darle espacio a la otra persona que se sentara. El chico observó a Yoongi pasó su dedo sobre la mejilla lastimada de pelinegro.

-¿Quién fue? -preguntó.

-¿Cómo te dejaron entrar, Hoseok?

El chico negó y se acercó más a Yoongi, lo abrazó a pesar que el chico trataba de alejarlo.

-¿Fue Kim? Ese maldito hijo de puta no debe tocar lo que me pertenece- dijo mientras se separaba de Yoongi.

-No te pertenezco.

-Por supuesto que sí- sonrió Hoseok -Tú no lo recuerdas, pero logré tomarte, marcarte y hacerte mío.

A la mente de Yoongi vinieron las imágenes de Kim tomándolo, el dolor que había sentido, su cuerpo cansado, se sentía como  haber despertado en el sótano. Si lo que Hoseok decía era cierto, significaba que no era la primera vez que abusaban de él.

-¿Qué diablos estás diciendo?

-Tu culo virgen apretaba de maravilla, Yoongi, y verte tendido para mí fue exquisito.

Yoongi se maldijo por pensar que Hoseok podría ayudarlo, nadie lo haría, estaba condenado a pasar el resto de sus días en la cárcel, sabiendo que había sido objeto de dos enfermos.

-Vete- dijo Yoongi mientras abrazaba sus piernas a pesar del dolor.

-Fuiste, eres y siempre serás mío -tocó la mano de Yoongi y el pelinegro sintió asco.

-Aléjate- dijo, pero Hoseok se acercó más a él y el miedo lo inundó -Aléjate, déjame, no me toques, basta -Yoongi gritaba pero no era a Hoseok, le gritaba a su pesadilla con el oficial Kim.

Un oficial llegó y obligó a Hoseok a salir. Yoongi se acostó de nuevo en su cama, se sentía un imbécil al que habían utilizado. Jamás se había sentido tan sucio, Taehyung no iba a quererlo de esa manera, ya no valía la pena luchar por su libertad, luchar por vivir.

La noche se sintió larga, el dolor no le permitía dormir y los gritos de los borrachos que llegaban a la comisaría empeoraba la situación. Cuando la mañana llegó, Yoongi había logrado dormir una hora.

Uno de los oficiales llegó a sacarlo de la celda y lo condujo a la misma habitación donde había sido interrogado la noche anterior. Lee estaba sentado en una de las sillas y Yoongi caminó cojeante hasta el lado opuesto.

-¿Lograste dormir?

Yoongi no contestó, observó como el hombre se paraba y se acercaba a él. Su cuerpo comenzó a temblar como un instinto, también se lo adjudicaba a la falta de comida.

-¿Tienes a alguien que pueda venir por ti?

-¿Disculpe?

-¿Sabes cómo contactar al hijo del oficial Kim?

-No comprendo- dijo mientras observaba al hombre.

-Se comprobó que la voz en la grabación no era tuya, los ingresos que reciben tu familia vienen de una cuenta privada con las iniciales PHS. Al no encontrar evidencia, no puedo retenerte por más tiempo, eres inocente hasta que se pruebe lo contrario.

Yoongi miró al hombre sin creerlo, incluso cuando sus manos fueron liberadas seguía sin creer que Kim no había ganado. Era libre, en verdad era libre.

El pelinegro caminó hasta la parte central de la estación, observó como las personas lo miraban y luego lo vio, sentado en una silla azul, con su cabello castaño revuelto y sus manos jugando entre ellas.

La mirada del chico se posó en él, se levantó de su lugar y corrió hasta Yoongi, antes de poder decir algo, sintió los cálidos labios del chico contra los suyos, una y otra vez, hasta que se separaron.

-Taehyung- sonrió Yoongi -¿Cómo supiste?

-Lee me dijo todo.

El oficial Lee se acercó a ellos y sonrió -Deberían irse, muchachos.

Los chicos asintieron y comenzaron a caminar hacia la salida.

-Por cierto, se ha abierto una investigación contra tu madre, necesito la confesión de... -guardó silencio -Es una acusación fuerte.

Taehyung asintió y ayudó a Yoongi a caminar. Salieron de la estación, el auto de Jin los esperaba, con Byul dentro de él.

Se introdujeron al auto sin decir una palabra, solo un saludo hacia Byul. Al llegar a la casa de la chica, Taehyung condujo a Yoongi hacia el baño, necesitaba limpiar sus heridas.

-Estoy bien desde aquí, Tae- dijo Yoongi interrumpiendo a Taehyung de entrar al cuarto de baño.

-Necesitas ayuda.

Aunque Yoongi negó y trató de impedirle el paso, Taehyung entró y cerró la puerta tras él. Se acercó al pelinegro e intentó quitarle la ropa, pero al hacerlo, el pelinegro tembló y comenzó a llorar.

-Hey, soy yo- dijo mientras tomaba su cabeza con ambas manos -Abre los ojos, soy yo, no te haré daño.

Yoongi abrió los ojos, recordaba esas palabras, se las había dicho a Taehyung el día que Hoseok había abusado de él. Jamás pensó escucharlas salir de la boca del castaño.

-¿Puedo?- preguntó Taehyung mientras sostenía la camisa de Yoongi.

-No quiero que me veas.

-Quiero hacerlo.

Comenzó a retirar la ropa del pelinegro y al quitar la última prenda, notó todos los daños, la marca de una mano en la cadera del chico, un morete en el costado derecho.

Yoongi caminó hasta la bañera que Byul había preparado al llegar a casa. Taehyung, al notar la forma en que el mayor caminaba, lo cargó y lo introdujo al agua.

El pelinegro se sentía como un niño, débil e indefenso. Taehyung se sentó en el suelo junto a la bañera y observó a Yoongi.

-Lo sé todo- dijo Taehyung sosteniendo una mano de Yoongi -Sé lo que mi padre te hizo.

Yoongi bajó el rostro, no quería ver a Taehyung, no quería decirle que era cierto. No podía, no debía.

-Estaremos bien- Taehyung tomó la mano de Yoongi y besó su palma. Se levantó del suelo y abrazó el cuerpo mojado del pelinegro, mientras este lloraba contra tu torso. El castaño se separó y besó los labios de Yoongi. Estaban junto y se sentían seguros, eso era lo único que importaba en esos momentos.

Captivum  《TaeGi》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora