1. La misión

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<Leo.>

Me desperté sobresaltado debido a un golpe que sentí en mi frente.

-¿Qué demonios? –pregunté levantándome de golpe.

Nyssa estaba de pie al lado de mi cama sosteniendo una pelota de ping-pong con una media sonrisa.

-Quirón te espera en la Casa Grande, dormilón.- dijo sin más y se fue.

Suspiré y me dispuse a ver que quería el centauro.

Al salir de la cabaña de Hefesto comencé a caminar rumbo a la Casa Grande suspirando, ya habían pasado tres meses desde que había vuelto de la isla de Calipso y seguía sin poder olvidarla. Mis amigos lo habían notado, por supuesto, ya no estaba sonriéndole a casi toda la población femenina y mi buen humor de todos los días ya no estaba tan presente como antes.

-¡Valdez! –me saludó mi amiga, Piper. Claro, ella era muy bonita, pero ya tenía novio, Jason.

-Piper, ¿cómo va todo? -de acuerdo, ese saludo no era para nada común en mí. Esperaba que ella no lo notara.

Ella esbozó una mueca, haciéndome saber que sí lo había notado y a continuación suspiró.

-Esperaba que ya lo hubieras superado.

-No –contesté, enojado. ¿Cómo podría hacerlo si cada vez que veía una pareja pensaba en Cal?

-Bueno, ya, pero encerio, esto no es bueno para nadie, detesto ser así de dura pero su isla no puede ser encontrada dos veces por la misma persona. ¿Crees que a ella le gustaría ver como desperdicias tu vida esperándola?

Me quedé pasmado, esto no era típico de mi amiga, hija de Afrodita, pero como tal, quizá tenga un poco de razón. ¡No! ¿Qué estoy pensando?

-Ella me hizo jurarlo por el río Estigio…

-Ya lo sé, y sigo pensando que estuvo mal, pero ese juramento no incluía que tendrías que estar mal humorado y esperándola por siempre, ¿no? –preguntó, por más que me molestaba aceptarlo ella tenía razón. Ella sonrió y dijo:-Bien, ahora quiero que vuelvas a ser el de siempre, ¿sí? Te extrañamos Leo, necesitamos de tu sentido del humor –me abrazó y yo correspondí su abrazo.

-Está bien-sonreí y me separé- ¿Sabes por qué Quirón quería vernos?

-Quería encomendarles una misión –dijo una voz desde el umbral.

<Alice.>

-Es un estúpido, no sabe de lo que se pierde –me dijo Leigh con fuego en los ojos- ¡Bastardo!

-Su “nueva chica” –comenzó a decir Savannah haciendo comillas en el aire- no tiene ni dos neuronas en su pequeña pasa, o mejor dicho cerebro.

-¡Es que no lo entiendo! –comenté parpadeando repetidas veces, con los ojos cristalizados, tratando de ahuyentar las lágrimas. No iba a llorar, detestaba llorar, y mucho más con mis amigas enfrente- La estábamos pasando tan bien, en dos semanas íbamos a cumplir seis meses.

-Así son los hombres –resopló Georgina mientras me daba palmaditas en la espalda- En cuanto te enamoras ¡PUF! Te apuñalan por la espalda.

-Fracasado.

-Estúpido.

-Suficiente- me levanté del piso y alisé mi falda- En cualquiera momento va a sonar la campana para volver a clases y nosotras estamos aquí en el baño, mientras me lamento por un maldito-sin-sentimientos como Bruno –repliqué- Volveré a clases y lo ignoraré por completo.

-La ignorancia es la mejor venganza –Sav sonrió- Muy bien.

Así pasé todo lo que quedaba del día, intentando evitar ver a Bruno con Tamara besándose enfrente mio. Dolía. Por más que aparentara ser de hierro y aguantarlo me dolía. Después de todo, yo SI lo había queriendo en su momento, ahora solo quería desaparecer, irme a donde sea. Estaba teniendo problemas con mis padres de nuevo, ya no aguantaba estar en mi casa, y ahora tampoco en la escuela, puesto que estos dos estúpidos están en su nidito de amor.

A la salida, me despedí de mis amigas, a lo que respondieron con un "¡Adiós Alice!", y me apresuré a tomar el autobús y luego caminar las siete calles que me separaban de mi casa. Caminé concentrada con los audífonos a casi máximo volumen escuchando The Rolling Stones, cuando noté que alguien me agarraba del brazo y me arrastraba hacia otra calle.

Bueno, es algo corto pero quería hacer como una introducción, bueno, comenten y todo eso, ¡gracias y disfruten!

Fix Me {Leo Valdez}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora