2. Tamara se convierte en una dracanae

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<Leo.>

Lo primero que pensé cuando Quirón nos encomendó la misión a mí y a Piper fue “¿Por qué no van los sátiros?” después de todo, era su trabajo. “Están ocupados, recuerda: las nuevas remodelaciones del campamento” había dicho el. Sin embargo, no me molestó, estaba feliz de tener una misión junto a mi amiga Piper, despejarse un poco quizás haría que de a poco vuelva a ser el de antes. Sonreí y me enfoqué en lo bueno.

La misión por lo que parecía sería bastante simple. Consistía en ir hasta Miami, al barrio de Coconut Grove a buscar a una semidiosa de unos quince años, ¡QUINCE AÑOS! Me sorprendería pero yo y Piper fuimos reconocidos a esa edad también. Fue vista por uno de sus colegas, otro centauro, de los Ponis Juerguistas. Así que bueno, tenemos que traerla aquí.

Entre risas y bromas en el camino con Piper, por fín habíamos avistado la escuela a la que la chica iba, a eso de las tres de la tarde, pudimos ver como todos los alumnos salían.

-¡Wow! –exclamé- ¡Está lleno de chicas bonitas por aquí! –sonreí- Que se preparen para Leo el Campeón –Piper me había golpeado suavemente pero estaba sonriendo.

Quirón no nos había dicho mucho sobre ella, solo que era posible que la atacasen el mismo día que la viésemos, debido al fuerte olor que generaríamos los tres.

-¿Cómo sabremos cuál de todas ellas es Alice Harries? –preguntó Piper.

-Quizá si pasamos caminando por ahí… -sugerí caminando encogiéndome de hombros.

Afortunadamente, escuchamos un “Adiós Alice” proveniente de un grupo de cuatro chicas, una más buena que la otra y a la cuarta despidiéndose de ellas con la mano, no se giró hacia nuestro lado, así que no le pudimos ver la cara, pero llevaba el cabello castaño claro casi rubio oscuro largo por la cintura con unas pequeñas ondulaciones, y una mochila toda negra. Piper y yo asentimos y la seguimos, aguardamos nuestra distancia, puesto que no sabríamos si se daría cuenta de que estaba detrás nuestro. Además, podría ser otra Alice. Nos subimos a su mismo autobús, y sorprendentemente no se percató de que estábamos ahí, para no ser tan obvios nos bajamos una parada después que ella.

Claramente, tuvimos que alcanzarla corriendo.

Cuando ya había caminado dos calles, Pipes y yo nos decidimos  a hablar con ella.

La tomamos de los hombros y la arrastramos hacia otra calle vacía, rápidamente ella se dio vuelta y me miró a los ojos.

<Alice.>

No sabía quiénes eran, aunque a decir verdad estaba un poco más tranquila ahora que los veía. Dios mío, yo me imaginaba alguna clase de banda violadora de adolescentes o algo por el estilo

 Me encontré con un chico y una chica que aparentaban mi edad. La muchacha tenía la tez tostada y ojos como de caleidoscopio, cambiaban constante de un marrón, a un verde y celeste, llevaba el cabello trenzado con dos plumas entre el, el chico llevaba una contagiosa sonrisa y saltaba a la vista que era latino. Ambos llevaban la misma camiseta naranja bajo unos abrigos entreabiertos.

-No temas –la chica me sonrió cálidamente- Alice Harries, sólo queremos hablar.

-¿Quiénes son ustedes? –pregunté firme, parecían amigables pero no me podía fiar.

-Leo El Gran Valdez –comentó el chico con una media sonrisa- Este… -se rascó la cabeza, algo nervioso- ¿Eres Alice Harries?

-Por supuesto que lo es, si no, ya lo habría negado, idiota –la chica suspiró y me miró sonriendo- Yo soy Piper McLean.

Fix Me {Leo Valdez}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora