—Perdón por Watson —me susurró Azul un segundo después—, se toma muy en serio lo de que todos los chicos se me acercan para chamullarme. —Asentí, aún nervioso ante la mirada asesina de Rojas.
—No pasa nada, lo entiendo; hago lo mismo con mis hermanas —logré articular por lo bajo. Azul rió, supongo que imaginándome desafiar a los novios de Cata.
—Calabró, ¿cambiaste de lugar con Zoe?—me preguntó Watson con aquella voz grave y murmurante que lo caracterizaba.
—Solo hasta que llegue Andrés a tomar lista. Estaba hablando con Azul porque me la crucé en Shakespeare y bueno, nada, le contaba sobre mi hermana, qué sé yo. Bueno, igual tengo que irme. Me espera mi... Guitarra. Sí, eso, tengo que cambiar las cuerdas de mi guitarra, porque se me rompió una ayer. Bueno, emm, uh, sí. Como sea, eso; me voy. —Agarré mi mochila y la guitarra, que había dejado en el piso, y corrí hasta mi banco como alma que lleva al diablo; escuchando la melódica risa de Azul a mis espaldas.
Por si no se dieron cuenta, digo idioteces cuando estoy nervioso. Mi papá hace lo mismo, y dice que es completamente normal. Igual es incómodo. Qué sé yo, decir estupideces como catarata no es una cualidad muy admirable. Como sea, el punto es que no había ninguna cuerda rota y, si la hubiera, no me hubiera puesto a cambiarla a un minuto de que tocara el timbre.
¿Qué más pasó de interesante en las clases? No mucho. Yo era, en comparación con mis otros compañeros, un chico tranquilo. No me metía en quilombos, prestaba atención en clase y sacaba buenas notas. Eso no me detenía, claro está, de ir a fiestas y chapar con chicas de las que no sabía más que el color de sus remeras. No me aprovechaba de ellas ni nada, si las besaba era con su consentimiento. Y no, no les dejaba mi número telefónico ni una forma de encontrarme después.
Así era como me había ganado la fama de "encantador rompecorazones;" apodo que me había puesto la mística Atenea, una chica del colegio que llevaba una cuenta de rumores y chismes en Instagram bajo el usuario de @TNDelAteneo (TN es una sigla popular que significa "todo noticias." Se empezó a usar a partir del canal de televisión homónimo). Para sorpresa de muchos, la cuenta llevaba más de mil seguidores; dado que todos los estudiantes de Aitana podían aparecer, independientemente de ir a otros colegios como el Calíope. Atenea era una entidad secreta, y se rumoreaba que había una Atenea por camada; aunque solo eran teorías.
Pero bueno, me desvié del tema (qué sorpresa, ya sé). El punto es que aquel día no pasó nada muy interesante. Matemáticas voló como águila, literatura caminó como tortuga y la hora de música fue tan divertida como de costumbre. El profesor, un hombre en sus cuarentas, nos había empezado a enseñar Persiana Americana. ¡Y me eligió como guitarra principal! Ya lo había hecho un par de veces ese año, pero seguía emocionándome. Fue aún mejor cuando, al terminar la clase, me hizo quedarme unos minutos más. ¡Y me pidió que hiciera un solo! Dijo que después iba a buscar un cantante, y me preguntó si me sabía De música ligera. Reí, ¡cómo no iba a saberme un clásico del rock nacional como ese! Era como ser cantante y no saberse I will always love you de Whitney Houston.
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De escritores y cafés
Novela JuvenilAzul necesitaba escribir una nueva novela, pero algunas circunstancias la habían llevado a padecer un bloqueo de escritor. La solución a éste pareció caída del cielo, aunque lo correcto sería decir que cayó a causa de uno de los peores rumores del A...