Oye...Yoongi Hyung ♦ Sukook ♦

De Un Año Más

Todo lo existente puede derrumbarse en un segundo, desde los momentos más felices hasta los más triste, desde el amor hasta la muerte y desde el bienestar hasta el sufrimiento, es casi una filosofía, una manera de vivir, pues es una regla universal, cada acto tiene su consecuencia y sin lugar a duda, yo no seria la excepción. Sin embargo, tal como lo dije alguna vez, no me arrepentiría jamás de todo lo que había hecho, no importaba si esto me traía consecuencias devastadoras para mi vida porque estaba seguro de que cada sacrificio valdría la pena, y tu Jimin, tu vales la pena.

Mi memoria estaba regresando poco a poco, a veces traía consigo algunos dolores de cabeza y causaban que solo pudiera gritar de dolor, tal como lo hacia en las terapias a la hora de levantarme y tener que caminar, sin embargo todo lo que me pasaba solo eran consecuencias de mis actos, ya no era digno ni especial, ya no era capaz de darle todo mi amor a Hyung, porque ese amor y pasión se iban apagando cada día más.

Por medio de mis amigos me entere que Jimin ya no asistía a la escuela y nadie sabía nada acerca de su paradero; cambio su numero y todo aquello con lo que pudiese contactarlo.

Por otra parte, Hye se dedicaba a cantar en las tardes en aquel jardín que tanto amaba, acompañando su melodiosa vos con la guitarra de Hyung y dando animo a todos los pacientes.

Yoongi hyung seguía visitando siempre, me daba ánimos y muchos abrazos, pero aun así me sentía incompleto e inútil, yo había arruinado nuestra historia y todo lo que quedaba por contar de ella. Las cosas parecían ser obscuras sin ningún brillo de intermedio, pero como ya dije, todo puede caer sin importar el momento o la ocasión, tanto para bien como para mal.

–De acuerdo, joven Jeon... –Habló mi medico particular, Mark Hyung, observando detenidamente mis exámenes –Creo que puede comenzar a dejar la silla de ruedas.

–¿Qué...? Eso quiere decir que...–Insinué.

–Así es, ya no es necesario que tome terapias directas desde el hospital.

–¡Puedo ir a casa! –Me levante rápidamente de la silla, tirándola lo más lejos posible.

–Sin embargo –Me interrumpió –No puede hacer movimientos muy fuertes. Debo hablar con el Joven Min y con su madre para enseñarles como dar terapias sencillas y masajes desde la comodidad de su hogar –Sonrió, tomando una paleta color rojo –¿Quieres?

–No...gracias –Aquel color aun causaba un poco de repulsión hacia mi persona, dibujando una expresión de tristeza y ansiedad en mi rostro.

–Jungkook...más allá de preocuparme acerca de tu salud física, me preocupa tu estabilidad mental ¿Crees que puedes sobrellevar todo esto tu solo?

–No estoy solo...–Murmure –Yoongi Hyung esta a mi lado, También mi madre y muchos de mis amigos también, aun no estoy seguro de como pueda enfrentarme a el mundo después de este accidente pero...prefiero confiar y arriesgarme.

–¿Estas completamente seguro? –Preguntó, a lo que yo asentí –De acuerdo, juégale al vergas, sin embargo, si sientes alguna molestia, llámame –Tomó mi mano y dejo un pequeño papel para así, nuevamente cerrarla en un puño –Suerte.

Le sonreí nuevamente y me retire, dejando la silla de ruedas en la habitación y guardando aquel papel en mi bolsillo.

–¡Oye Jungkook! –Le escuche gritar a Mark Hyung, por lo que rápidamente voltee –¡Hoy es primero de septiembre!

Septiembre...Septiem...

Rayos.

–¡Mark Hyung! ¡¿Sabe donde esta Yoongi Hyung?!