Capítulo 4

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—Te quedan quince minutos, Artemis.

La pelirroja intentaba encontrar las respuestas de todas las preguntas que estaban plasmadas en la hoja. Llevaba tan solo la mitad del examen resuelto, sin entera seguridad de acertar en todas.

Sus ojos se movían con rapidez, intentando recopilar los datos que ayudasen a su cerebro a responder, sin éxito alguno.

Los quince minutos pasaron más rápido de lo esperado, contestando, en total, dieciocho preguntas de veinticinco. Era la mayoría, pero se había sentido tan perdida que no captaba si habían sido correctas o no. Eso le asustaba.

El timbre toco, indicándole que podría salir para al menos, comer algo rápido. La cafetería solía plagarse de gente, por lo que a ella no le agradaba quedarse a almorzar ahí, sufría de claustrofobia, lo cual explicaba el hecho de rehusarse a usar los ascensores.

Llevaba consigo una bandeja rojiza, que sostenía un sándwich de pavo y un jugo de naranja. No era su desayuno favorito, pero era lo único que se le permitía comer a esa hora del día. Visualizo, sentada en su lugar favorito, a su mejor amiga, Camille, quien ya había comenzado a comer sin ella.

—¡Hey, Arte! ¿Cómo te fue en el examen?

—Mal... Peor de lo que esperaba.

—Pensaba que te iría muy bien, quiero decir, tuviste una semana más, Artemis.

Allí estaba el tono molesto de la chica, quizás era alguien muy cercana en su vida, pero podía notar los celos que se asomaban por sus ojos cada vez que hacía algo bien.

—Si, bueno, ya ves que no.— Bufo la pelirroja, en señal de desagrado.

—Ya, bueno... ¿Porqué Althair no vino? ¿Está enfermo?

La otra muchacha asintió, comenzando a morder aquel sándwich que tanto detestaba. Su amiga solía pasar los días preguntado por su hermano <<¿Vendrá hoy por ti?>> <<Se nota que te quiere mucho, quisiera que Matías fuera igual>> <<¿Cuál es su color favorito?>> Aquellos comentarios absurdos hacían que Artemis se enfadara, probablemente eran tonterías, pero no le gustaba que la chica fuera tan asfixiante hablando solamente de su hermano.

—Si, no vendrá. Deberías dejar de fantasear con él, Cam.

—¿De qué hablas? ¡No tengo fantasías con él, Arte!

—¿Crees que no noto como lo miras?

—Pensaba que no era tan obvia... Crees poder ayudarme a, ya sabes... ¿a que este conmigo?

El enojo recorría desde los pies hasta la cabeza de Artemis. ¿Cómo podía su amiga siquiera insinuarle ese tipo de cosas? ¿Cómo se atrevía ella a ser tan descarada? ¿Cómo su hermano le gustaba?

—No creo que él esté buscando algo serio, Camille. Además, no eres su tipo.

Camille pudo notar el enojo en la voz de su amiga, por lo que se negó a continuar con el tema.

Issy ni siquiera pudo terminar su desayuno. Se sentía molesta y estúpida. Claro que ella no podía hacer nada. Era su hermano mayor, ese que cada viernes salía de fiesta y regresaba tan ebrio que no recordaba con cuál se había acostado. Lo amaba, claro que lo amaba. Pero ella no podía evitar el comportamiento de Althair. ¿Y qué si a Camille le gustaba? No debía importarle ¿o sí? Si su hermano lastimaba a su mejor amiga tampoco le importaría. Eso era lo único que tenía claro.

SallowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora