Capítulo 11

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Cuando Artemis notó a su hermano bajando las escaleras por la mañana, no pudo evitar recordar la noche anterior, la forma en que la miro, y como logro hacerla sentir miserable con sus ojos, aquellos preciosos ojos verdes que escondían mil y un secretos incapaces de descubrirse.

El desayuno consistía en un simple plato de fruta, algo que la pelirroja agradecía por completo, pues el desayuno no era su parte favorita del día. Sin embargo, se había acostumbrado tanto a tomarlo con Althair que ese día le apetecía menos almorzar. Odiaba estar peleada con su persona favorita, con quien la cuidaba y la complementaba, odiaba simplemente no hablarse, incluso el no poder verlo de la misma forma. Porque la única verdad era que desde la noche en que habían celebrado su cumpleaños las cosas no dejaban de tensarse, volviendo loca a Artemis.

Pero había otras cosas ocupando su mente la mañana del sábado: Elliot Vitale. ¿Cómo podía él llegar y poner su mundo de cabeza? Eso era lo que estaba haciendo, pues los planes de Issy nunca fueron estar en una relación, mucho menos con un chico tan apuesto y mayor, como él. Aunque, ¿estaban en una relación? No era oficial, Elliot había dicho que quería invitarla a salir, tener algunas citas con ella, y luego, ya verían qué hacer. Aunque Artemis estaba deseosa por salir con el muchacho, le parecía tan lindo, como el sueño de toda chica de dieciséis, tan inalcanzable como los cereales arriba de la nevera (porque jamás lograba alcanzarlos, era torpe, y sus piernas cortas no ayudaban en absoluto).

Camille no tardó en llamar, eran casi las ocho de la mañana cuando el teléfono de Issy sonó, despertándola de sus fantasías.

— ¿Hola?

— ¡Arte! ¿Qué tal tu cita?

—No fue la gran cosa, Cam. Solo cenamos y charlamos.

— ¿Te gustó?

—Estuvo fantástico.

—Quisiera estar en tu lugar, es decir, saliendo con chicos apuestos y mayores.

—Sí, bueno, es extraño.

—Lo imagino. ¿Te llevó a tu casa?

—Sí, justo en la puerta.

— ¿Y te besó, como en las películas?

—No hubo besos, Cam.- Una pequeña risa asomo por sus labios, le parecía cómico el entusiasmo de su amiga.

—Rayos, esperaba besos, Arte. ¿Entonces?

—Nada, solo me dio su chaqueta, o eso espero. Me la presto cuando estábamos cenando, y olvide devolvérsela.

—Mejor así, quédatela como recuerdo.

—¿Cómo recuerdo de él, o de nuestra cita?

—Ambas.

Las dos rieron, hacía bastante tiempo que no tenían una conversación así, ligera y amena, eso les agradaba. Al cortar, Artemis decidió pasar a la biblioteca, llevaba semanas buscando algunos de los clásicos para poder llevarse a casa, pero por alguna razón ninguno llamaba su atención, o la mayoría los había leído con anterioridad. No tardó mucho en llegar hacía allí, el edificio se encontraba justo a cuatro cuadras de su casa, en una de las calles que más le gustaban, con una arquitectura antigua y elegante, en tonalidades rojizas y marrones. Los edificios desprendían misterio, algunos incluso, temor, pero hacían que todo a su alrededor se viera sofisticado y natural; eso era lo que anhelaba plasmar con sus dibujos.

Las estanterías llenas de libros de todos los géneros existentes hacían vibrar a Artemis, el olor que desprendían y la manera en que se organizaban, uno al lado del otro, era de los pequeños placeres que a Artemis le encantaba contemplar. Sus dedos deambulaban por cada espacio posible, disfrutando de los lomos de cada ejemplar, le gustaba pasar las hojas lentamente intentando encontrar cualquier cosa que hubiese permanecido escondida ahí por quién sabe cuánto tiempo. Disfrutaba incluso sentir el polvo que abrazaba los libros por semanas, haciéndolos ver más viejos de lo que ya eran.

Había estado paseando por la biblioteca por más de media hora, admirando el lugar, las estanterías, los módulos, y los pequeños e incómodos sillones en donde pasaba horas leyendo sus títulos favoritos. Ese era su espacio, su <<lugar seguro>>, y lo único que la hacía sentir completa y de cierta forma, amada, además de su hermano.

No había pensado en Althair hasta ese momento. ¿Por qué la había besado? Y ¿Por qué ella le había devuelto el beso? Sus labios parecían encajar a la perfección, la había llevado a esa parte del cielo que jamás había visto, y luego, la había devuelto a la realidad de la manera más miserable y cruel que podría existir. Sus dedos instantáneamente se posaron en sus labios al recordar, aquello no podría ser, ni en lo más mínimo, aprobado. Había sido una abominación, un castigo de Dios tal vez, nunca antes se había sentido tan maldita, porque eso era lo único en donde se podría catalogar, porque nunca podría llegar a amar a su hermano de esa forma. No podría tomarle la mano con seguridad en la calle, y ni hablar de "formar una familia", él jamás podría poseerla como <<suya>>.

Quizá por eso se había emocionado tanto al salir con Elliot, le quería, pero sin duda no estaba enamorada. Aunque agradecía su llegada para hacerla olvidar, aunque fuese solo por unos minutos, el infierno en el que se encontraba.

-¿Algo más que quieras llevarte, Artemis?- El señor Thompson preguntó llamando su atención, intentando despertarla del sueño en que se encontraba.

-Creo que no, he buscado mucho y solo estos tres llaman mi atención.- Le respondió con una suave sonrisa adornando sus labios, le gustaba la amabilidad con la que era tratada en ese lugar. Le gustaba también, la arruga que se formaba en la entre ceja del señor Thompson. Sentía un cariño sincero hacia él, imaginaba que quizás, si su madre o su padre le hubieran dado la oportunidad de conocer (o tener, si quiera) a su abuelo, hubiese sido justo como él.

-Bueno, entonces será La Iliada, Hamlet y Flores en el ático.

-Si, por favor.

-¿Por cuánto tiempo?

-Espero terminarlos en un mes, señor Thompson.

-Rápida, como siempre.

El bibliotecario realizo su ticket y finalmente, le entrego los libros para que pudiese disfrutarlos cómodamente en su casa, como hacía siempre.

El trayecto de vuelta a casa había sido más largo de lo normal, la música de sus auriculares sonaba fuertemente en sus oídos, haciéndola olvidarse del mundo, estaba concentrada en caminar: un pie delante del otro, derecha, izquierda, derecha, izquierda. Era algo en lo que pensaba cuando su mente comenzaba a jugar desenfrenadamente, necesitaba concentrarse, y aunque fuera absurdo, era la única manera en que lograba hacerlo.

Le faltaba tan solo una cuadra para llegar cuando observo algo peculiar, algo que hizo mover cada parte de su interior, sobre todo su corazón. Aquella imagen no saldría de su cabeza, de eso estaba completa y totalmente segura. Una lágrima pequeña y silenciosa escapo de sus ojos verdosos al notar que lo que observaba era real: Althair besando a una chica. Aunque no era un beso normal, sus manos (esas manos por las que Artemis se sentía tan atraída) estaban acariciando el cuerpo contrario; sus piernas, sus caderas, su abdomen. Aquello le parecía difícil de creer. Su hermano no podía estar con nadie más. ¿Acaso aquello eran celos? Artemis no podía estar celosa, no se encontraba en posición de estarlo cuando sabía que aquellos sentimientos estaban prohibidos.

Una de sus manos fue instintivamente a su boca, impidiéndose a sí misma soltar otro sollozo, pues el primero había sido suficiente para que la pareja dejara de demostrarse afecto de aquella manera y miraran a la chica que se encontraba frente suyo, secando sus lágrimas.

En cuanto se dio cuenta de que había llamado la atención, sus libros resbalaron de sus brazos y comenzó a correr, sintiendo el frío viento sobre su rostro. Necesitaba alejar aquello de su mente, necesitaba alejar a Althair de su vida. Porque ya no era la misma, él la había hecho cambiar, y aunque ella lo amase con tanta fuerza, no era algo de lo que se sintiera capaz de soportar. Le dolía, se sentía asfixiada, asqueada, incluso de sí misma. ¿Qué clase de chica se enamora de su hermano? Artemis no podía dejar que aquello pasará, su mente debía ser muchísimo más fuerte que sus sentimientos. Y no sabía cómo hacerlo. Era débil. 

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N/a: No puedo creer que en tan poco tiempo esta historia este a punto de llegar a 500 visualizaciones. No saben lo feliz que me hace ver sus votos y comentarios en los capítulos. Les juro que ahora me siento demasiado orgullosa:') Espero que les este gustando muchísimo mi pequeño bebé y sigan dándole amor, por favor. Voy a contestar todos sus comentarios. ¡GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS! <3

SallowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora