Capítulo 5

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El cuaderno de dibujo de Artemis se encontraba repleto de garabatos y bocetos. Toda la furia que había sentido aquella mañana se había esfumado al plasmarlo todo en aquellas hojas blancas. Amaba el sonido del lápiz rasgando la hoja, las sombras que lograba con los colores. Las formas y texturas que se lograban cada vez que dibujada. Pero lo que más amaba era plasmar en aquel pequeño libro a su hermano. Había comenzado, cuando tenía doce años y le entro curiosidad por trazar rostros. Eligio a su hermano para ser el primero, pues, tenía todo lo necesario para tomar lugar en aquel preciado libro de dibujo de la chiquilla.

No pudo dejar de hacerlo. Cada vez, perfeccionaba y mejoraba las facciones de su hermano mayor. Haciéndolo más real, representando en dibujos todo lo que ella veía en el: perfección, dureza, amor, fragilidad.

Jamás se los había mostrado. Pensaba que era una tontería, que aquello no podía ser llamado <<arte>> así que, ¿para que exhibirlo?

-¡Issy, saldremos a las siete, no tardes demasiado arreglándote!

Escucho las palabras de su hermano y observo el reloj: 5:45.

-Maldición... - Susurro para si misma. Había estado tan concentrada en su trabajo que no noto lo rápido que pasaba el tiempo.

Se dio una ducha de quince minutos y al salir, busco en su armario algún vestido bonito que pudiera usar.

Finalmente, encontró uno corto a la altura de las rodillas, color azul oscuro que combinaba a la perfección con su piel. Se coloco unas zapatillas doradas y unos zarcillos del mismo color. Sus cabellos rojizos caían por su espalda dándole ese aspecto de intriga que tanto le caracterizaba. No solía usar maquillaje, por lo que su rostro lucio absolutamente limpio, a excepción de sus labios, decorados con un tono rosado que a Althair le encantaba.

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Llevaban conduciendo alrededor de treinta minutos y Artemis comenzaba a cansarse. Estaba deseosa de ver la sorpresa que su hermano había preparado solamente para ella, a pesar de que su cumpleaños número dieciséis fuera hasta el lunes próximo.

-¿Ya vas a decirme qué es?

-Si te lo dijera, ya no sería una sorpresa.

-¿Es una sorpresa bonita?

-Es una sorpresa bonita, si.

-¿Cuánto tiempo más vas a seguir conduciendo?

-Deja las preguntas, Issy.

-No puedo, sabes que los viajes largos me aburren.

-¿Quieres escuchar música?

-Y escucharte cantar, no gracias.

-Boba.

-Entonces, ¿ya casi vamos a llegar?

Una risa escapo por los labios del muchacho, que mantenía la vista fija en el camino. Artemis no sabía en donde estaban. Jamás había acudido a aquel lugar, un aparente bosque.

-Ya llegamos... Pero espera, debo revisar que todo esté listo.

El muchacho salió del auto, adentrándose en aquel lugar desconocido para la pequeña Artemis. Su mirada se dirigía continuamente hacia donde su hermano había ido, tarareando algunas canciones mientras esperaba. Artemis siempre estaba asustada, sobre todo estando en medio de la nada, entre la oscuridad, y sin su compañero.

Luego de un par de minutos que le parecieron una eternidad, Athair regreso para abrirle la puerta del copiloto a su hermana, permitiéndole salir.

SallowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora