6.

115 17 0
                                    

Estaba feliz porque me habías mirado. Era una chiquilla. Una chiquilla enamorada.

Ella empezó a ir al psicólogo y dejó de mirarte en los descansos. Dejó de hablar de ti y de cómo te gustaba el café.

No le pregunté por qué iba al psicólogo.

Por tu parte todo seguía igual. No lanzabas ni una sola mirada a nuestra mesa mientras reías con tus amigos.

Cartas para élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora