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Te fuiste de casa mientras yo permanecía en el suelo sin derramar una sola lágrima. 

Había sido mi culpa, por enfadarle. Debería haber hecho lo que dijo desde un principio.

Me merecía ese golpe. 

A la mañana siguiente te busqué pero no estabas. Suspendí el primer examen del curso. 

Te  vi en la salida y sonreí por primera vez en el día al creer que habías venido a recogerme. 

Miraste detrás de mí y pude ver que una chica corría hacia ti. Se montó en tu moto. 

Aquello me rompió.


Cartas para élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora