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La mudanza fue más costosa de lo que creíamos, pero aún así logramos llevarla a cabo. 

Nos mudamos bastante lejos, conscientes de que todos intentaban arruinar nuestra relación. No íbamos a permitir aquello.

Tú empezaste a trabajar unos meses después y cuando yo encontré trabajo me dijiste que alguien necesitaba cuidar la casa y hacer la comida. Te ofrecí que esa persona fueses tú, pues no quería quedarme en casa. 

Tú te enfadaste. No debería haber dicho aquello.

Me lo merecía.

Cartas para élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora