A la mañana siguiente me diste los buenos días cuando pasé por tu lado.
Ella me miró raro cuando se dio cuenta de que me habías hablado. Por un momento pude ver sus lágrimas antes de correr al baño.
Cuando intenté correr tras ella me detuviste con tu mano.
Me dijiste que no me esforzase y que la dejase sola.
Sí, ella lo necesitaba.
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Cartas para él
Short StoryTreinta y nueve cartas para el que parecía el amor de su vida.