Logré convencerme a mí misma de que debía ponerte una denuncia para mantenerte alejado. Era lo mejor para las dos. Para tu hija y para mí.
El juez me dio la tutela a mí y tú te quedaste solo. Como te merecías.
Me amenazabas todos los días. A la justicia parecía darle igual.
Mi hija estaba confusa y asustada, con el tiempo se dio cuenta de cómo eras y dejó de decir que te echaba de menos.
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Cartas para él
Short StoryTreinta y nueve cartas para el que parecía el amor de su vida.