La pequeña nació y pareciste muy desilusionado al saber que era una niña. La querías igual, ¿no?
Por las noches lloraba y tú te quejabas de ella. Yo era la que se despertaba e iba a su cuna.
Pero era normal, tú trabajabas siempre y no podías dormir poco. Yo solo me quedaba en casa y tenía todo el tiempo para mí.
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Cartas para él
Short StoryTreinta y nueve cartas para el que parecía el amor de su vida.