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La pequeña nació y pareciste muy desilusionado al saber que era una niña. La querías igual, ¿no?

Por las noches lloraba y tú te quejabas de ella. Yo era la que se despertaba e iba a su cuna. 

Pero era normal, tú trabajabas siempre y no podías dormir poco. Yo solo me quedaba en casa y tenía todo el tiempo para mí. 

Cartas para élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora