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Tarde me enteré de que me engañabas. No sé si te percataste pero tenías pintalabios en tu mandíbula. Me costó mucho seguir hablándote mientras veía aquello marcado.

Cuando te fuiste a trabajar a la mañana siguiente me eché a llorar e hice la maleta. La pequeña estaba confusa.

Llamé a mi madre y le pregunté si podía quedarme allí durante una temporada. Mi plan era volver contigo después de unos meses. 

Siempre volvíamos.

Cartas para élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora