EL DESTINO ES UNA REPRESENTACIÓN DE SUERTE, RUMBO, CAMINO, CASUALIDAD, EVENTUALIDAD O FORTUNA, EN LA VIDA DE GAIL JONES Y JASON TAYLOR, ESTOS ELEMENTOS DARÁN A ESTA HERMOSA PAREJA, UN ROMANCE DONDE DESCUBRIRÁN SU VERDADERO AMOR.
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Todo iba bien, Henry y George estudian Ingeniería Industrial, trabajan en el área de plataformas petroleras del Gobierno, nosotros próximamente nos recibiríamos, yo en enfermería en Pediatría y Gineco obstreta, mi hermana será Abogada como mi madre, de hecho se nos hizo raro que mi padre la recomendara donde él trabaja.
Llegó el día de mi graduación, invitamos a Henry y su familia, vinieron mis abuelos y eso me dio alegría, cuando dieron los documentos me otorgaron mención honorífica y una plaza para trabajar en la guardería de la base militar en Seattle, en lo primero que pensé fue en Jason, pero ya ha de ser un hombre casado. Mi madre estaba muy gustosa, mi padre no tanto pero aun así me felicitó.
A los 6 meses mi hermana se graduó, no era la excepción y también con mención honorífica, mi madre estaba orgullosa de nosotras. Al trabajar en la base militar conocí a casi todos los soldados, sobre todo los casados, llevaban a sus hijos muy orgullosos, yo hacía el filtro a la entrada, revisaba su cabecita por cualquier problema con algún ganadito. Los uniformes limpios, al igual su ropa de cambio y que estuviera etiquetada, pero jamás vi a Jason, sé que su hija viene a esta estancia infantil por el su apellido, pero me da pena preguntar por él, la madre de la niña Sophia es muy rara.
Cuando pasaban a sus aulas, yo revisaba su expediente clínico, si le hacían falta vacunas o tuvieran algún problema. Todos salíamos a trabajar, por la tarde apoyábamos a mi madre a los quehaceres de la casa, nos apurábamos ya que Henry y George iban a visitarnos todas las tardes.
Pasó un año, Henry y George pidieron nuestra mano, no nos casamos al cumplir la mayoría, ya que pedimos casarnos hasta titularnos, los padres de ellos y los nuestros organizaron todo para la boda, ese día nos veíamos hermosas, nuestros esposos nos llevarían de luna de miel a Hawaii por dos semanas, ese fue el regalo de mis abuelos maternos. Mis abuelos paternos nos regalaron una casa sola en la misma cuadra aquí en Seattle, era grande tiene 3 recámaras, cocina, baño, comedor, sala, área de tendido y unos balcones muy hermosos.
Nuestros padres y suegros pagaron todo el banquete de bodas, terminando la fiesta nos fuimos a nuestras respectivas casas, al día siguiente por la noche partimos a Hawai, esa noche fue inolvidable para mí, mi esposo me trataba como si fuera una flor, delicadamente y cuando nos besábamos era como si el tiempo se parara a mi alrededor, fue tan delicado al explicarme que también era su primera vez de tener a una mujer, por lo que exploraríamos juntos lo que era hacer el amor.
La verdad yo estaba muy nerviosa al igual que él, me pidió permiso para quitarme el vestido, en cuanto me lo quitó sentí una sensación de electricidad en todo mi cuerpo, al caer el vestido, me pidió que subiera la pierna para que saliera completamente del vestido, así lo hice, al quedar en ropa interior me abrazó y me besó, me decía que le gustaba mucho y que trataría de hacerme la mujer más feliz del planeta, yo le correspondí cada beso y subí mis brazos a su cuello, sentí como desabrochó mi brazier, bajé mis brazos de su cuello y mi prenda cayó al suelo, el rose de mis senos con su ropa me hacían sentir muy caliente, con una de sus manos sobaba mi espalda, y con la otra acariciaba mis senos.
