Capitulo 13

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El agua de la ducha caía casi como una caricia sobre su cuerpo, su piel ardía ansiosa de contacto, su erección exigía atención, y Asami maldijo por lo bajo, no había logrado calmar su excitación por más que lo intentaba, ni siquiera una ducha bien fría había bajado la maldita erección, el empresario hizo algo que jamás pensó volver a hacer desde sus años de adolescencia, se masturbo, por lo general no faltaba quien se prestara para ser un desfogue de una noche, aunque podía tomar a cualquiera y cogérselo hasta calmar su lívido, él no lo haría- aún no estaba seguro del por qué, a pesar de que en principio no lo haría para guardar apariencias nada le impedía desfogarse con cualquiera y luego deshacerse del pobre diablo, total su esposo estaba a cientos de kilómetros y no se enteraría, y kirishima fácilmente podría barrer todo el asunto bajo la alfombra sin problema alguno pero... su cuerpo se negaba a siquiera considerar tal cosa- al parecer no tenía ni ganas ni intención de hacerlo, por más caliente que estuviera, y siempre que se le insinuaba algún idiota que creía tener una oportunidad con él a pesar de estar casado, su mente inmediatamente vagaba hacia su pequeño esposo.

Pensaba en Harry y como su cabello húmedo se pegaba a su frente, el cómo el cabello de este se veía aún más revuelto luego de una buena sección de sexo o como sus ojos esmeraldas brillaban de satisfacción cada vez que lo tomaba– gruño ante el recuerdo- la conversación por teléfono de ese día había encendido su lívido, oh pobre, pobre de su pequeño esposo, será un milagro si lograba caminar una vez pusiera un pie en Japón, esta provocación se la haría pagar con intereses, - a Asami le importaba una reverenda mierda si había sido intencional o no esa provocación, que a juzgar por el tono de voz mortificado del ojiverde era más que probable que lo hubiese hecho sin intención, oh pero eso no lo salvaría de sus manos- tomo su erección con una mano y la acaricio en un suave vaivén que aumento de ritmo rápidamente, no le tomo más que unos minutos llegar a su liberación, Asami no estaba ni remotamente satisfecho-levanto el rostro dejando que el agua de la ducha le diera de lleno, su esencia siendo lavada por el agua, un poco más calmo se ducho por completo, con ambas manos hizo su cabello hacia atrás dándole un aire sensual, pero si fijabas tu mirada en esos ojos marrón-dorados verías una impaciencia cocinándose a fuego bajo, para cualquiera que conociera al Kumicho sabría que aquella mirada no auguraba nada bueno para quien fuese el objetivo de esa mirada.

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Tsubasa aún no sabía cómo proceder para acorralar al lindo conejito que pavoneaba ese hermoso culito frente a él, aunque era muy probable que fuese solo el, el que pensara que ese escultural trasero se estaba pavoneando, para todos los demás Kazuma solo estaba caminando de un lado al otro llenado informes sobre las dos incursiones de esa semana, su jefecito en central estaba más que extasiado con los dos asalto armados, ambos habían sido un éxito, y se había logrado incautado más de media tonelada en droga entre ambas operaciones, Tsubasa sabía que la única razón por la que habían logrado dar con esa mercancía era porque Asami estaba de muy mal humor y quería deshacerse de esos traficantes, pero a que pobre diablo se le ocurre molestar al Kumicho de todo Japón- sacudió la cabeza y vio de rojo ese pomposo trasero caminando hacia la oficina del jefe de central, ese culito pedía a gritos que lo amasara con sus manos, desde que había visto al novato había quedado prendado en el buen sentido de la palabra, tendrían que mover ficha pronto, se le dibujo una sonrisa bellaca pensando en las posibilidades y en el premio a obtener- recapacitando, alguien estaba tratando de matar a su verdadero jefe así que estaba manteniendo un ojo en todas las conversaciones no oficiales, ser un residente de más de cinco años dentro de las fuerzas de asalto era un logro así que ya tenía la confianza de muchos, además, su vida no era muy emocionante que se diga, por lo que sabía era el hijo de una prostituta la cual lo entregó a un orfanato que curiosamente recibía donaciones del anterior Kumicho bajo la fachada de obras de beneficencias, él se sintió muy agradecido con el anterior Kumicho que era el padre de su jefe actual.

Matrimonio en PapelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora