NO T.

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17:02

Arnold lanza un par de ramas más al montón.

— ¿Alguna vez has hecho fuego, chico? —le pregunta Bill.

Él se coloca una mano en la nuca.

— Fui a un campamento de boy scouts cuando era crío. Pero no recuerdo tener mucha experiencia en eso —sonríe él antes de acercarse a la cabaña, donde Travis y Lydia hacen la guardia—. Hola chicos.

— Hey —dice Lydia sonriendo. Travis levanta la mano.

— ¿Algo raro?

— Nada. Todo en orden —responde Travis con la mirada perdida.

— Vale, bien. ¿Y cómo van los heridos?

— Recuperándose —dice Lydia revolviéndose su corta melena morena—. Hay una mujer que no tardará en poder moverse. El que me preocupa es su hermano —señala a Travis con el dedo—. Tiene heridas de muy mala pinta, además de alguna que otra quemadura.

Arnold asiente. De pronto llega Russell.

— Reunión. Todos. Ahora.

— ¿Yo también? —pregunta Travis.

— No, tú sigue vigilando.

Lydia y Arnold siguen a Russell hasta la playa, dónde están todos esperando.

— Bueno, ya estamos todos —empieza Russell.

— A ver —Erin cambia de pose—. ¿Qué pasa?

— Después de lo ocurrido con Emma, he estado estudiando una manera de poder defendernos.

Nadie dice nada. Lo miran en silencio; algunos asienten, otros apartan la vista.

— Es costoso y complejo, no os voy a engañar. Pero merecerá la pena.

— ¿Puede garantizar nuestra seguridad? —pregunta Carl.

— Sí, puede hacerlo. A ver; quien haya matado a Emma tenía un hacha. No sé qué más armas puede tener. Pero más o menos estaríamos bien.

— Pues... adelante, cuéntanos tu idea —exige Jessie.

— Tras haber hecho ciertos planos improvisados, creo que podríamos hacer un fuerte. Rodearlo con sólidas vallas hechas de troncos ligados y en lo alto colocar estacas. La única manera de entrar o salir sería por la puerta; que estaría constantemente vigilada.

Se escuchan murmullos. Jessie y Erin intercambian palabras en tono bajo; mientras que algunos como Lydia asienten convencidos.

— ¿Sabes que nos llevaría semanas, no? —dice Bill, jugando con la navaja entre sus dedos.

— Lo sé, he advertido de la complejidad del proyecto antes de decirlo —responde Russell.

— Me parece una pérdida de tiempo y recursos. Deberíamos preocuparnos más por la comida y el agua, se está agotando a la velocidad de la luz —espeta Erin.

— Estaríamos protegidos. Si no, cada día que pasemos aquí correremos el peligro de ser asesinados por alguno de nosotros —Lydia mira furtivamente a Carl y vuelve a centrarse en Erin, los dos sospechosos junto con Tony—. No sé vosotros, pero yo quiero vivir.

A Erin se le escapa una carcajada.

— ¡Mátate a trabajar construyendo el fuerte, consume el doble de recursos y échate a dormir dentro de él! Esas paredes podrán protegerte de quién sea que ande suelto por aquí matando gente; pero nunca podrán hacerlo de tu peor enemigo en esta maldita isla: el hambre.

Tanatofobia [LI #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora