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Travis camina entre la salvaje vegetación de la isla. Hace un rato que las nubes han cubierto por completo el cielo, y amenazan con descargar su furia en cualquier instante. Aferra con firmeza su lanza en la mano derecha. Huele a lluvia. También se instala en su cuerpo un frío permanente, sumado al dolor de espalda. Necesita que todo se acabe. Escucha algo y se detiene. Observa con detenimiento su alrededor. Tras algunos minutos de quietud, se decide a continuar caminando. Recuerda perfectamente las palabras de Caroline minutos antes..."Los elementos ya casi están listos. Solamente necesitamos preparar la trampa. Pero para ello necesitamos mantenerlo distraído. No garantizo que aquel que se encargue de ello sobreviva, ya sabemos lo letal que es el asesino, más ahora que está cegado por la ira. Nunca lo había visto así. Es un sacrificio en toda regla; y lo haría yo, pero tengo el plan escrito al detalle en mi cabeza y sería complicado explicároslo sin arriesgarnos a que salga mal. Y todo sería en vano".
No había dudado en ofrecerse. Es consciente del peligro que corre enfrentándose él sólo al mismísimo mal, pero es un sacrificio que merece la pena. Su hermano ha muerto en manos del diablo. Debe pagar por lo que ha hecho. Y lo hará a toda costa, cueste lo que cueste. Otro ruido le sobresalta. Coloca la lanza en posición de ataque. Debe estar cerca.
– ¡Muéstrate! –Travis espera unos segundos–. Hagamos de este un combate digno. ¡Muéstrate y pelea como un humano!
De pronto, frente a él, cae una gran espada de acero con detalles rojos, clavándose en la tierra. Travis retrocede unos pasos. Tras la espada, desciende de uno de los árboles la figura del asesino. Sus ojos se cruzan un instante.
– Ni siquiera necesito ese arma para retorcer a mi antojo tu indefenso cuerpo, Travis. Sin embargo, no tengo tiempo para batallitas de honor. Vais a morir todos. Ninguno de vosotros va a poder cambiar eso.
Travis siente ganas de llorar. Pero suspira y se mantiene erguido frente al demonio, sujetando con firmeza su lanza improvisada, que parece débil e inútil ante aquel arma no humana. El asesino recoge la espada y la alza, declarando el inicio del combate. Justo entonces empieza a llover. Travis frunce el ceño. El asesino grita ferozmente y corre hacia él, acto que Travis bloquea con su lanza, que cruje levemente. Se defiende de un par de ataques más y se alejan. Travis jadea. En las películas, una pelea cuerpo a cuerpo con armas blancas parece más fácil. El asesino vuelve a la carga, y esta vez Travis debe también agacharse para no morir alcanzado por la espada. De nuevo otro enfrentamiento, en el cual el demonio corta la parte con punta de la lanza, convirtiendo el arma en inútil. Travis la tira al suelo. Es el momento. De pronto, echa a correr.
– ¿Dónde vas, Travis? ¡Nada te salvará de tu destino!
Travis se vuelve un instante y descubre al asesino corriendo tras él. Perfecto. La fuerte lluvia ya lo ha empapado todo por completo, y sumado a la oscuridad que reina en la isla, convierte la persecución en una auténtica odisea. El asesino corre más que él, pero no piensa darse por vencido. Movido por una fuerza sobrenatural, causada probablemente por el demonio, uno de los árboles cae justo sobre Travis. Él, sobresaltado, se lanza al suelo para salvarse, pero el tronco le cae en el pie. Mientras se retuerce de dolor, el asesino llega hasta él. Travis se descuelga de la espalda el rifle ametralladora y dispara a bocajarro, alcanzando al asesino en el pecho. Este se cubre tras el mismo tronco que le aprisiona el pie. Travis deja el arma en el suelo y empieza a escarbar en la tierra mojada que hay bajo su pie atrapado, con tal de intentar que salga. Las manos se le llenan de barro en seguida y se mete entre sus uñas. Desesperado, continúa escarbando hasta que logra liberar su pie. En ese momento, el asesino salta sobre el árbol dispuesto a descargar su espada sobre él. Travis coge de nuevo la ametralladora y dispara una retahíla de balas que impactan en su estómago y le hacen caer. Sin detenerse, Travis se pone en pie y continúa con la carrera, contemplando como el asesino se levanta.
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Tanatofobia [LI #2]
HorrorTras los acontecimientos sucedidos en la isla con el grupo de trece supervivientes del accidente de avión, otros trece supervivientes llegan a la isla. Él tiene sed, sed de sangre, y no parará hasta saciarla. Y ellos, los trece recién llegados, no...