15:23
Erin se limpia otra lágrima. Su hermano, delante de ella, detiene la grabación de la cámara de vídeo colocada en un trípode. Se levanta y vuelven a abrazarse.– ¿Estás segura de esto? –pregunta él.
– Sí.
– Te vas a convertir en tendencia. Todo el mundo va a querer hablar contigo y oír tu testimonio. Habrá gente que te tratará de loca. Debes estar preparada para el impacto social. Lo que cuentas... no es fácil de creer.
– Lo sé, pero no importa. Estoy dispuesta a ello.
Su hermano sonríe y le da un beso en la frente. Erin está sorprendida de la ayuda que su familia le ha brindado desde su regreso, hace ya un día, y sabe que se están esforzando por creerle.
– Tenías que llevar una carta; ¿no, hermanita?
– Sí. Vamos.
Erin sonríe antes de separarse de los brazos de su hermano. Se acerca a la mesa del comedor y recoge la carta de Kristen. Se frota los ojos y se dispone a abandonar el apartamento. Su hermano le sigue cuando cruza la puerta.
– ¿Cuándo tienes pensado publicar el vídeo?
– Mañana.
La puerta del apartamento se cierra y se escuchan las voces de ambos hermanos y sus pisadas bajando los escalones.
Unos tacones golpean el suelo enlosado a cada paso. Junto a cada pie, un pequeño par de mocasines que emiten un sonido engomado al caminar. Una puerta robusta de madera de arce se abre frente a Caroline y ella toma asiento en una silla de metal tapizada con terciopelo verde en asiento y respaldo. Cruza las piernas, tapadas por unos pantalones de traje grises, y se desabrocha la americana. Su melena rubia ondulada por los hombros contrasta con el rosa de sus labios. Sus ojos se esconden tras una gafas de pasta negras. Los gemelos se quedan tras ella, de pie, observando los estantes plagados de libros. La mujer al otro lado del escritorio sonríe a Caroline.
– Estos son los niños de los que me había hablado por teléfono, ¿cierto?
– Sí.
– ¿Confirma usted entonces su incorporación al Internado Black River?
Caroline asiente. La directora del centro le proporciona unos documentos.
– Firme aquí.
Caroline coge la pluma estilográfica que le tiende la directora y realiza una elegante firma. La mujer sonríe y retira los papeles.
– Muy bien, ya son oficialmente internos de nuestro centro. Si quiere puede despedirse de ellos.
Caroline se pone en pie y se acerca a los niños. Se agacha y les coge de la mano a ambos. Parece que va a despedirse, pero no dice nada. Se limita a mirarles a los ojos, unos iris rojos que la escrutan sin entender. Le suelta las manos, se pone en pie y entonces susurra:
– Tened cuidado.
Se acerca a la puerta.
– Señorita, no recuerdo sus nombres y no tengo los documentos a mano.
Caroline sonríe.
– Bill y Julia.
La directora le devuelve la sonrisa y Caroline empuja la puerta de madera robusta.
– Y una cosa –añade la rubia girándose de nuevo hacia la directora–, cuide mucho de ellos. Son unos niños especiales, se dará cuenta.
– Descuide, aquí nunca les faltará de nada.
Caroline vuelve a sonreír y abandona el despacho sin volver a dedicar una mirada a sus hijos, que la observan detenidamente. En su pupila negra, rodeada del iris rojo, se ve reflejada la puerta que Caroline acaba de cerrar. Una puerta que jamás volverá a abrir.
Ahora sí que sí. Este es el final que ideé para la bilogía hace tiempo. Y, sinceramente, creo que es adecuado. "Pero... es muy abierto teniendo en cuenta que es el final definitivo de la bilogía", pensaréis. Y es totalmente cierto. Por eso me complace anunciaros en primicia que, a pesar de que la bilogía ha sido concluida, la isla todavía tiene mucha historia que contar. Y pienso contarla. Os presento "La isla: Redención", la primera historia independiente pero relacionada con la bilogía. Será algo extraño. Un compendio de libros de número indefinido que cuentan las historias que se derivan de los sucesos de Tanatofobia. Ya no será terror, cada una tendrá una temática diferente y posiblemente unos protagonistas distintos. Un cambio de tercio, un lavado de cara a esta historia. La bilogía y los libros venideros guardan relación, pero a la vez no tienen nada que ver. Espero que estéis emocionados por la noticia casi tanto como lo estoy yo. Y de verdad, sólo puedo agradecer de todo corazón a aquellas personas que han creído en mí y le han dado una oportunidad a esta historia. Gracias por acompañarme en este viaje, uno de los más importantes en mi vida como escritor. Gracias por ser parte de esto. No es una despedida definitiva, es un "hasta luego". Todavía nos faltan muchas palabras por compartir, y será un placer compartirlas con vosotros.
Porque la historia no haya hecho más que comenzar,
JG*****
Hoy, a viernes 2 de agosto de 2019, me emociona anunciar que Tanatofobia ha ganado un segundo premio a mejor historia de terror y un único premio de mejor trama en su categoría en los Zodiac Awards. ¡Estoy muy feliz! Solamente puedo agradeceros de nuevo a todos los que estáis aquí. Un abrazo ;)
ESTÁS LEYENDO
Tanatofobia [LI #2]
TerrorTras los acontecimientos sucedidos en la isla con el grupo de trece supervivientes del accidente de avión, otros trece supervivientes llegan a la isla. Él tiene sed, sed de sangre, y no parará hasta saciarla. Y ellos, los trece recién llegados, no...