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Entonces, miré a ambos lados, y al ver que no venía ningún coche crucé hasta donde estaba él.

- Hey, ¿qué tal? - pregunté

- Bien, aquí que estaba tomando algo con unos amigos, ¿ y tú? - me preguntó

-Aquí, dando un paseo, para conocer la zona - contesté

- ¿ Te importa que te acompañe? - preguntó

- No, no me importa- contesté mientras continuaba mi marcha con mi acompañante

Tras varios minutos de caminar en silencio, oigo a Tom carrascase la garganta, como intentando encontrar una forma de romper el hielo.

-Y...¿Conoces Londres? - preguntó

- Bueno...Lo que se dice conocer conocer...No, la verdad es que no, conozco lo básico- contesté

- Vamos, lo que es el Parlamento, el Big Ben, el Buckingham Palace, el London Eye y poco más, ¿no?- comentó Tom

-Tristemente para mi,  si,  es exactamente eso - dije bajando la mirada al suelo

- Si quieres, te puedo mostrar todo Londres - dijo amablemente

- ¿En serio? - pregunté - ¿ No te importa?

- Por su puesto que no, además sería un placer para mi el ser tu guía - dijo colocándose delante de mi a la vez que hacía una reberencia

Y desde ese momento, comenzamos a ir de un lado a otro y en cada monumento que nos parábamos, Tom me contaba maravillas sobre cada uno de esos lugares, y nuestra última parada fue  la Tower Bridge, donde Tom me contó la última curiosidad del día.

- Y aquí está la Tower Bridge, ¿y sabes la curiosidad que guarda este puente?- preguntó colgándose de una de las barandillas

-No ¿cual?- pregunté

- Cuenta la leyenda que dos amigos, una muchacha de Londres y un joven de Westminster,  se conocían desde jóvenes, vinieron aquí una noche de tormenta y se declararon su amor, acto seguido, decidieron escaparse, pero antes de que pudiesen huir, una ola les arrastró río abajo.- dijo acercándose cada vez más y más a mi- A la mañana siguiente, después de una ardua búsqueda, las familias de los enamorados, encontraron sus cuerpos en la playa, tumbados en la arena, con los ojos cerrados, como si estuviesen dormidos. 

- Venga ya , eso te lo acabas de inventar- dije soltando una pequeña risita

- Bueno...Si...¿Pero a qué te ha gustado?- preguntó en un tono pícaro

-No te digo que no, y además,  acabas de hacer tu propia versión de mi obra de teatro favorita- dije acercándome a la barandilla del puente

-¿ En serio? - preguntó -¿A ti también te gusta leer a Shakespear?

- Claro - contesté - ¿ A ti también te gusta?

- ¿A caso dudais mi lady?- preguntó cercándome a él pasándome uno de sus brazos por la cintura, haciendo a su vez que nuestros rotros quedasen a pocos centímetros el uno del otro- Me encanta

En ese momento, no sabía muy bien cómo reaccionar, mi cuerpo estaba pasando por unos sentimientos que fueron denominados como "movimientos extraños". Desde la lejanía, se oyó el rugir de un trueno y de seguido me cayó una gota en la frente.

- Me parece que deberíamos volver- dije balbuceando

- Si, tu primo debe de estar preocupado esperándote - dijo colocándo la chaqueta que tenía puesta sobre mis hombros

Al cabo de unas horas, justamente cuando empezó a diluviar,  llegamos a la puerta de la casa de mi primo.

-Bueno, pues ya hemos llegado - dijo

-¿No quieres entrar? - pregunté

- No, esperaré aquí a que deje de llover- dijo modestamente

-Insisto - dije abriendo la puerta

- ¿ Seguro que a tu primo no le importará? - preguntó inseguro

-Si, tranquilo, ahora cuando te acomodé se lo explico- dije viendo como en su rostro se dibujaba una fina sonrisa - Pero pasa, pasa.

Y sin más rechistar, entró al interior de la casa,donde nos despojados de nuestros abrigos, los cuales estaban chorreando a más no poder. Y cuando nos dimos la vuelta, nos encontramos cara a cara con mi primo. "¿Cómo reaccionaría? " ,pensé mientras notaba como la sangre se me helada poco, sin decir palabra.

La Maldición de la VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora