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En cuanto entramos en casa, mi primo me envolvió en otro abrazo más fuerte que el anterior.

-No sabes cuanto te he echado de menos - me dijo

-Y yo a ti - le respondí

-¿ Y qué te ha ocurrido para que tengas esa gasa?- preguntó

- Nada, yo venía de camino hacia aquí,  inmersa en mis pensamientos, cuando de pronto me choqué con Tom- le expliqué a mi primo, quien me miraba con suma atención-, él llamó a la ambulancia, me hicieron algunas pruebas, y me subieron a planta, cuando me desperté,  Tom me contó lo ocurrido, y me trajo hasta aquí, y aquí estoy.

- Bueno lo importante es que ya estás aquí y estás bien- dijo felizmente

-Sí, ¿ y tú? - pregunté - ¿ No me cuentas nada nuevo?

- No... - contestó- Espera, la semana que viene, la reina celebra una fiesta para tomar el té,  para celebrar los años que lleva en el trono, y me preguntaba si te gustaría venir conmigo

- Me encantaría asistir contigo, querido primo - contesté

- Genial, de verdad te va encatar - dijo entusiasmado - ahí van a estar todos los actores y peces gordos que se te puedan ocurrir.¿ Te acuerdas de cuando éramos niños?

- Si, me prometiste que me presentaría ante tus amigos si llegabas a ser famoso - dije recordando

-Y si no lo fuera, igualmente te presentaría - dijo dándome un beso en la frente - Estoy tan tan contento de que estés aquí

- Y yo - dije - Pero...

- ¿ Qué ocurre? - preguntó

-Que yo no sé cómo comportarme en fiestas de esas índoles

-Por eso no te preocupes, mañana llamaré a una amiga- dijo Diego como consuelo- para que te ayude con la etiqueta y así ya vas con ella de compras, ¿de acuerdo?

- De acuerdo - dije asintiendo

-Eso está mejor. ¿Qué tal si preparamos algo de cenar? - preguntó

-Me parece perfecto - contesté

En ese momento,  comenzamos a cocinar la cena, la preparamos encima de la mesa rectangular del comedor, mientras cenabamos, mi primo se acordó de que todavía no conocía la casa, así que, nada más terminar de cenar, él cogió mi maleta, y según subíamos unas escaleras que se extendían desde la puerta de entrada, la cual daba paso a un largo descansillo, en el que se abrían dos salas, la cocina, que estaba yendo todo recto ,pasadas las escaleras, y el salón - comedor a mi derecha, subiendo las escaleras, en el primer piso encontré dos dormitorios en dos salas diferentes, una enfrente del las escaleras que llevarían a la  planta baja, y la otra, en frente de las escaleras que nos llevaron a la segunda planta, donde encontré el  dormitorio de mi primo, la cual tenía todavía la cama de matrimonio que encargó el día en el que se mudó es esa casa  y un cuarto de baño, el cual daba a su habitación y a las escaleras que daban al tercer piso, donde, llegamos a otro dormitorio, el cual,  tenía también una cama la cual no era de matrimonio pero ahí podían caber dos personas perfectamente, el cual también estaba conectado a otro baño, y desde la puerta de lo que sería mi habitación, se podían ver las escaleras que llevaban al ático.

- Y ...- dijo mi primo - Está es mi casa, esta es tu habitación y encima del sinfonier tienes unas llaves de la puerta de entrada. Si necesitas algo...ya sabes, estás en tu casa.

- Gracias - le dije internandome en el interior de mi nuevo cuarto.

- No hay de que - contestó cerrando la puerta

En cuanto oí la puerta cerrarse,  fui a mi maleta, cogí mi pijama, me cambié, y en cuanto noté que estaba a punto de caer en los brazos de Morfeo,  me metí en la cama, donde caí profundamente dormida.

La Maldición de la VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora