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A la mañana siguiente, después de desayunar, Diego y yo comenzamos a preparar nuestro equipaje, me tiendo dentro de nuestras respectivas maletas cosas que nos podrían hacer falta en nuestros viajes, yo, al tener que ir a Escocia, metí un poco de ropa de abrigo, entre otras cosas, y mi primo, quien se tenía que ir a Cuba ,él metió en su maleta ropa de verano. Estuvimos todo el día preparando nuestras cosas, y tan inmersos en nuestros pensamientos, que en el segundo día, cuando ya el sol se escondía tras los rascacielos de la capital inglesa, ya habíamos terminado de preparar nuestro equipaje.

- Bueno ,pues ya está hecho - dijo mi primo bajando mi maleta- Ahora ya solo queda esperar.

- Mañana es el día - dije

- Si, ¿estás nerviosa? - preguntó

- No... Bueno, puede... un poco- contesté

- Tranquila, estoy seguro de que no te pasará nada, además,- dijo - ya he visto a ese tal James, y estoy seguro de que no permitirá que te ocurra nada malo.

- Si, lo sé...- dije dándole un fuerte abrazo- Espera... ¿ Cómo?

-¿En serio creías que me iba a perder a mi prima bailar? - preguntó - Si ,os vi y se os veía muy felices el uno en los brazos del otro.

-Ya...- contesté risueña

-Hacía mucho tiempo que no te veía tan feliz- continuó

-También es verdad - contesté

- Y... ¿ A qué hora viene a recogerte?- preguntó

- A las 11h- contesté

- Pues ya estás tardando en irte a acostar, que mañana tenemos un largo día por delante. - dijo

- Buenas noches - dije subiendo las escaleras

- Buenas noches - contestó

En cuanto llegué a mi cuarto, cogí mi pijama y me metí en el baño, donde me aseé y me preparé para irme a la cama,cuando salí del baño, no pasaron ni quince minutos para que cayese en las garras de Morfeo.
Al día siguiente, me desperté con una gran sonrisa, con la que me levanté, cogí mi ropa, me vestí,  me aseé, y corrí escaleras a bajo, hasta llegar a la cocina donde me preparé el desayuno, el cual comí a toda prisa impaciente por volver a  James, con su mirada, la cual siempre iba acompañada de una dulce sonrisa, él mismo me hacía sentir viva.

A los pocos minutos, llamaron a la puerta, y ahí estaba él, con sus ojos azules, su sonrisa, y sin pararme a pensarlo dos veces, me abalancé sobre él, dándole un fuerte abrazo.

- Parece que alguien me ha echado de menos - dijo correspondiendo al abrazo

- Espero que me la cuides bien - dijo mi primo a la vez que bajaba las escaleras

- James, te presento a mi primo - dije

- Diego Luna, un placer - dijo dándose la mano

-El placer es mío - contestó James - Y tranquilo, la protegeré con mi vida si hace falta

- Eso me tranquiliza- contestó mi primo - Venga, iros ya que os espera un largo viaje

-Tranquilo, por eso no te preocupes- le respondí - Venga adiós.

- Adiós - dijo - Llamame cuando llegues

- De acuerdo - contesté

En ese momento, cerré la puerta, mientras James colocaba mi equipaje en el maletero, y en cuanto estuvimos preparados, nos pusimos en camino.

La Maldición de la VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora