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Fue horrible, es cierto que las contracciones habían sido un tanto insoportables, pero esto era un infierno, pero aún así, nadie consiguió que cambiara de idea, es más, a cada empujón que daba, me iba imaginando como sería  nuestro retoño, ¿se parecería más a mí o se parecería más a Tom? 

Eso,  ahora mismo, era lo de menos, ahora lo que impotencia era que tanto el bebé como yo saliésemos adelante. Al cabo de unas horas Diana y Shara,  entraron en la habitación, echando del lugar a Chris y a Tom,  seguido Diana se colocó donde antes se había situado su hijo, a la vez que empezaba a dar indicaciones a Shara y a Elsa de cómo ayudarme con el parto, y después de varios empujones, casi sofocada por el cansancio, comencé a escuchar un llanto que retumbaba por toda la sala, antes de quedarme dormida.

A la mañana siguiente, me desperté con Tom mirándome fijamente a la vez que me sujetaba una mano con fuerza.

- Buenos días princesa- dijo mientras aparecía en sus labios una brillante y  enorme sonrisa

- ¿ Qué ha pasado? - pregunté inconsciente-¿ Y el bebé?

- Nuestro hija está bien - contestó - Nos has bendecido con un niña sana y fuerte

- ¿ Dónde está? - pregunté - Quiero verla

En ese momento,  entraron Diana, seguida de Shara, Chris, acompañado por los niños y Elsa, quien traía a mi pequeña princesita cargada en los brazos. En cuanto me la entregó,  lo pude verificar, lo había conseguido, había conseguido traer una niña a este mundo, era lo más parecido a un ángel, un ángel caído del cielo, y en ese momento me prometí que pasara lo que pasara,  no le faltaría de nada.

Meses después de que nuestra pequeña Alice naciera, abandonamos nuestra vida de actores, sin perder el contacto con nuestros amigos y familiares,  y nos compramos una pequeña granja,  en medio del campo, para que nuestra pequeña creciente sana y feliz y lejos del estrés de la vida urbana. Y por si nos pasaba algo a mi o a Tom, aunque no bautizamos a nuestra hija, pusimos en un papel, delante de un notario, en el si ocurría el remoto caso de que alguno de los dos faltase, la pequeña pasaría a estar a cargo de Johnny Depp y de Meryl Streep,  quienes estivieron de acuerdo en convertirse en el padrino y en la madrina de nuestra hija. Y quienes aprovechaban cada día que tuviesen libre para pasarlo con nosotros en nuestra granja.

Definitivamente ya había pasado la tormenta y por fin podía vivir la vida que siempre quise,  tenía a Tom, a mi hija, salud, amigos y una familia.

¿A caso se puede ser más feliz?

La Maldición de la VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora