Bonnie Turner siempre fue invisible, tachada como la suicida y poco amigable de su secundaria.
Suele estar al fondo del salón, no levanta la mano para dar su opinión y menos se atreve a entablar una conversación con alguien.
Su madre, que tiene problemas de alcohol desde hace algunos años, tiende a echarle la culpa de la miserable vida en la que ella y Bonnie se encuentran.
Pero todo cambia cuando Bonnie se entera de que su padre -Aquel que según su madre, las había abandonado- no ha hecho más que buscarla desde que supo de su existencia.
Ya cuando confía plenamente, acepta ir a vivir con él a San Diego, llevándose más de una sorpresa.
