CAPÍTULO 5

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– Blaine, entiendo que hayas peleado con Scott pero yo también soy tu amigo –. Decía Chase intentando llamar su atención.

– Chase, estoy bien. No fue ninguna pelea –. Respondió Blaine sin despegar la vista de su ordenador.

– No fue lo que dijo Scott.

– Todo estará bien –. Repitió Blaine. – Y cuando veas a Scott dile que no haga planes este sábado.

– Espera, ¿A dónde vas? ¿Irás con Scrooge? – Preguntó Chase al ver como Blaine recogía sus cosas y se dirigía a la puerta de la oficina.

– Sólo iré a casa. Ha sido un día largo y ya he terminado mi turno. Deberían hacer lo mismo –. Dijo y salió del lugar.

Vaya que sí había tenido un día largo. Hornear toda la mañana, tener una conversación poco agradable con su amigo y terminar una jornada laboral. Tal vez sí debía irse a casa como le había dicho a Chase, pero sus manos al volante lo traicionaban manejando en otra dirección.

– Hola, Kurt–. Saludó Blaine entrando al lugar iluminado con algunas velas como el día en que entró por primera vez.

– No entiendo porque siempre regresas–. Respondió Kurt sin mirarlo.

– Es agradable tener compañía–. Blaine había tomado asiento frente al mostrador mientras miraba con detenimiento todos los movimientos del ojiazul.

– Podrías tener la compañía de tu novia–. Dijo Kurt levantando la vista para mirar la perfecta sonrisa de Blaine.

– Para eso tengo más horas al día. Además tus ojos no tienen el mismo brillo de antes y me gustaría saber porque–. Respondió.– No es como que estuviera al pendiente de ellos, es decir...

– Blaine, no lo entiendo. No tienes porqué estar aquí y sin embargo vuelves todos los días –. Interrumpió Kurt ignorando el comentario sobre sus ojos.

– Eso es lo que hacen los amigos–. Dijo encogiéndose de hombros.

– De acuerdo, voy a detener esto. No sé quién o que he dicho que te haga pensar que lo somos–. Respondió Kurt, quién vió como la sonrisa de Blaine disminuyó considerablemente.– Es decir, recién te conozco.

– Lo siento... No debí suponerlo–. Dijo Blaine totalmente serio.

– No digo que no me agrades, pero no conozco nada de ti ni tú de mí.

– Eso podemos solucionarlo–. Blaine se levantó de su asiento para ir del lado del mostrador donde estaba Kurt.

– ¿De qué hablas? –Dijo Kurt con cierto nerviosismo en su voz.

– Podrías comenzar contándome sobre porque has estado llorando–. Dijo Blaine recargandose en el mostrador.

– ¿Llorar? ¿De verdad, Blaine? – Fingió una risa, aunque sabía que decía la verdad.

– Ahora se algo sobre ti. –Decía Blaine con una sonrisa que para Kurt era muy coqueta.
– ¿Qué?

– No sabes mentir–. Dijo Blaine aún recargado en el mostrador. Kurt agradecía a su costumbre de iluminar por las noches con velas, de lo contrario Blaine habría notado como se ruborizaba.

– Qué mal detective serías–. Rió Kurt mientras reanudaba su actividad del inicio.

– Y tú un mal actor.

– Bueno, por algo trabajo aquí–. Ahora quién no dejaba de sonreír era Kurt, algo poco común en él.

Después de que Blaine le ayudara a terminar el inventario y hacer algunos intentos por conocerse más, había llegado la hora de cerrar. Eran más de las 12:00 AM algo nada común para que Kurt saliera del trabajo.

Old Life, New Life.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora