Prólogo

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Mirio

Y hoy, como muchos otros días, solo tenía que patrullar las calles junto a Bubble Girl, no me toméis a mal, es genial que no pase nada, menos villanos atacando, o menos ladrones robando, era como una pequeña señal de que a lo mejor el mundo podía ser un lugar mejor para las futuras generaciones.

-Parece que no hay ninguna actividad de villanos por la zona.-informó Bubble Girl, ayudante de Sir Nighteye, el héroe con el que estaba internado para mejorar como héroe.-Si no tienes nada que hacer podemos darnos media vuelta y volver con Nighteye.

-No creo que tenga nada que hacer.-dije encogiendome de hombros mientras sonreía.

-¿Nunca se te quita esa sonrisa de la cara? No me molesta ni nada, es solo curiosidad...

-Espero que no.-respondí.

Dimos media vuelta y comenzamos a caminar de vuelta al edificio donde estábamos con nuestro jefe (si se le puede llamar así). Cruzamos la carretera un par de veces antes de encontrarnos con mi mejor amigo.

-¡Suneater!.-exclamé prácticamente corriendo a su encuentro.

Se le notaba que se había sorprendido con mi grito repentino, aunque se vió que la tensión se había ido al darse cuenta de que era yo.

-A-Ah... Lemillion....-susurró mirando al suelo.

Era una de sus imperfecciones: su vergüenza y ansiedad se apoderaban de él cada vez que podían, pero seguía siendo mi mejor amigo, Tamaki Amajiki, también conocido como Suneater como su nombre de héroe.

-¿Has salido también a ver si pasaba algo en las calles?.-pregunté.

-S-sí, Fatgum está en la calle contraria a esta viendo lo mismo.-explicó mientras miraba a mi compañera.-¿Ya os ibais?

-Sí, no ha pasado nada de lo que debamos preocuparnos demasiado asique ya nos íbamos.-respondió Bubble Girl.

-Entonces debería ir a avisar a Fatgum de que no pasa nada.-dijo Tamaki señalando el camino que iba a seguir para volver a encontrarse con el héroe con el que estaba en su internado.

-Lemillion y yo nos vamos yendo y así no molestamos.-dijo la compañera cogiéndome del brazo y prácticamente arrastrándome.

-Eh... Vale, adiós.-se despidió el de pelo negro mientras iba por su lado.

Continuamos caminando en silencio, aunque de vez en cuando sentía su mirada posarse en mi.

-¿Te pasa algo?.-pregunté una vez que ya habíamos llegado a la puerta del edificio.

-Se os nota mucho.-respondió abriendo la puerta.

-¿El qué?.-pregunté confuso.

.Oh, vamos... Cada vez que os veis tenéis ganas de abrazaros y hacer cosas de pareja.

-¿Qué?.-dije entre carcajadas.-Solo somos amigos, nada más.

-Lo que tu digas.-dijo caminando por uno de los pasillos.-Voy a cambiarme, haz tú lo mismo.

-Vale, vale.-dije yendo por otro de los pasillos.

Este lugar era lo suficientemente grande para que hubiera más de un pasillo y muchas habitaciones, estamos hablando de uno de los antiguos compañeros de All Might, el símbolo de la paz, ni más ni menos.

Terminé de ponerme la camisa y de guardar el traje de héroe y sin más dilación me dirigí hacia el despacho de Sir Nighteye.

-¿Se puede?.-pregunté abriendo un poco la puerta.

El hombre asintió y pude pasar sin problemas, sentandome en una de las sillas que tenía delante de su mesa.

-¿Habeís terminado ya de patrullar?-preguntó con su postura tan recta mientras se colocaba las gafas.

-Sí, señor, no había casi nada de actividad, además había poca gente en la calle.-respondí alegremente.

-Ya veo... ¿Y Bubble Girl?.-preguntó de nuevo.

-Aquí, señor, estaba cambiandome el traje.-Y apareció la nombrada.-Parece que Lemillion le ha informado ya de la situación de la ciudad.

-Así es.

-Pues si no le importa, ¿podríamos irnos ya a casa?.-preguntó nuevamente la única mujer en la sala.

-Bubble Girl...

-¿Sí, señor?

-¿Qué he dicho de esa seriedad?

-L-Lo siento señor, yo-

-¡Nada de disculpas! ¡A la máquina de cosquillas!

-¡No, señor! ¡No podrá aguantar!.-intervine levantándome rápidamente de la silla.

*~*

-¿Estás bien?.-pregunté tratando de ayudar a Bubble Girl a levantarse.

-Puedes irte, Lemillion.-dijo Nighteye, y eso significaba que tenía que irme (seguramente iba a regañar a Bubble Girl sobre eso del humor, otra vez).

Salí del edificio y comencé a caminar hacia casa ya que se había hecho bastante tarde y no tenía nada mejor que hacer, de todas maneras, a no ser que Nejire o Tamaki estuvieran libres ahora, que lo dudo.

Continué caminando hasta que un llanto me sacó de mis pensamientos, un niño llorando.

-¿Pasa algo, pequeñín?.-pregunté poniéndome de cuclillas para ponerme su altura (Y aún así le superaba).

-He perdido a mi mamá y a mi papá.-dijo entre llantos.

Alboroté un poco su pelo castaño y le tomé en mis brazos mientras intentaba calmarlo un poco.

-Venga, vamos a buscar a tus padres, ¿Dónde fue la última vez que los viste?.-pregunté girando poco a poco en mi mismo tratando de ayudar al pequeño a acordarse.

El niño se quitó las manos de la cara y comenzó a mirar también.

-Delante de esa cafetería.-respondió señalando a dicha cafetería.

Caminé hacia allí, sintiendo un leve mareo y como mi vista se volvía un tanto borrosa, lo cual me causó que parase.

-¿Está bien?.-preguntó el niño preocupado.

-Sí, tranquilo.-respondí volviendo a abrir los ojos, y volviendo a caminar.

No hacía falta buscar mucho para encontrar a sus padres, los cuales se alegraron de ver a su hijo sano y salvo, dandome las gracias y todo antes de irse con su hijo en brazos.

-Eso fue increíble...-escuché una voz al lado mía.

Giré viendo a un chica bastante más bajita que yo, con el pelo rosa brillante, aunque solo mitad, el otro lado lo tenía rapado y negro, sus ojos marrones mirando con admiración.

-Gracias, aunque no ha sido nada.

Ahora su mirada había cambiado de admiración a sorpresa y confusión.

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