Capítulo 5

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Mirio

-¿Os habéis preparado ya lo que vais a decir mañana delante de los chicos?.-preguntó Nejire bebiendo un poco del té que se había preparado.

Habían pasados dos días desde la pelea de los dos niños de la clase 1-A y mañana teniamos que ir a hablar con esa misma clase por lo del internado, ya habían conseguido su licencia de héroe profesional, sin duda tenían mucha energía.

-No...-dijo Tamaki bajando la mirada al suelo, dejando de ver la taza que sujetaba en sus manos.

-Más o menos.-respondí bebiendo de mi vaso.-Seguramente me lo invente mientras lo voy diciendo, por los nervios me olvidaré de lo que tengo que decir.

-Seguramente que dices algo de héroe profesional.-me aseguró mi mejor amigo.

-¡Tamaki tiene razón! Siempre que te pones nervioso acabas diciendo algo como un adulto y es genial.-dijo Nejire dando consistencia al argumento de Tamaki.

-En algún país ya soy mayor de edad.-dije riendo un poco.

Dejé el vaso en la mesa del salón compartido con toda la clase (la gente que estaba en el edificio) y me dispuse a salir.

-¿A-a dónde vas?.-preguntó Tamaki.

-A que me de un poco el aire.-dije sonriendo mientras abría la puerta.

Escuché el sonido de una bolsa de basura y me acerqué a los muros del edificio para sacar la cabeza y hablar con el chico problemático de la clase 1-A que estaba castigado.

Tamaki 🌙

MIraba mi vaso, viendo como el líquido del té se movía cada vez que movía levemente el vaso.

-¿Te pasa algo?.-preguntó Nejire poniéndose enfrente mia, con esa energía suya.

-N-no, nada.-dije tratando de mentir lo mejor posible.

-Mientes.-y como siempre hacían Nejire y Mirio, vio a través de mi mentira como si fuera una ventana.-¿Es por el cuaderno ese?

Respiré fuertemente, no, no era por el cuaderno, no al cien por ciento, por lo menos. Continué en silencio mirando el vaso y como el té se movía.

-¿O es por Mirio?

Miré a Nejire rápidamente, ¿cómo lo ha sabido?

-¡Lo sabía! ¡Era obvio!.-dijo con una sonrisa triunfadora.

-¿Cómo...?.-pregunté en un susurro.

-¡Pero si era obvio para ambos! Sí hay alguien que os conozca a los dos diría lo mismo que digo yo todos los días, espera, espera, ¿Queda confirmado que sois pareja?

-¡¿Qué!? ¡No!.-exclamé rojo, puede que por la vergüenza o por alguna otra razón que no puedo pensar ahora mismo.-Yo no le gusto de esa manera.

-Claro, y mi pelo es azul de bote.

-¿Lo es?

-¡Claro que no! ¡Por eso el ejemplo!

Aparté la mirada, era obvio que yo a él no le gustaba, además, ambos estábamos demasiado ocupados como para pensar en otra cosa que no fuera salvar a la gente.

-¿Es lo que apuntabas en ese cuaderno?.-volvió a preguntar.

Dejé de responder y coloqué el vaso de té sin vaciar en la mesa junto al de Mirio, comencé a subir a mi habitación y nada más entrar me tiré a la cama. No quería pensar en estos sentimientos, tampoco quería sentirlos, pero si hay algo que se mejor que nada, es que no los puedo controlar. Solo quería desaparecer entre mis sábanas y no volver a salir.

Mirio

Volví a entrar en el edificio, viendo solo a Nejire, callada y tomando su té.

-¿Y Tamaki?.-pregunté acercándome a ella.

-Ha subido a su habitación.-respondió bebiendo de su té.

Me di media vuelta y me propuse ir a hablar con él.

-Pídele perdón de mi parte.

Me giré un última vez y sonreí a Nejire, asintiendo con la cabeza antes de comenzar a subir los escalones de las escaleras. Llegué a la habitación del chico y di dos golpes en la puerta. No hubo respuesta. Volví a llamar. Nada.

-¿Tamaki?.-pregunté acercándome a la puerta.

Escuché unos leves sollozos y no me lo pensé dos veces antes de atravesar la puerta. El chico de pelo negro (o azul oscuro, como lo queráis ver) levantó la mirada, unas cuantas lágrimas bajando por sus mejillas. Corrí a su lado y le abracé.

-M-Mirio, tu ropa...-dijo entre sollozos.

-Mi ropa da igual ahora.-respondí abrazándolo más fuerte.

Continuamos así durante un largo rato (él ya se había rendido y me había respondido al abrazo) y no pude evitar fijarme en sus rostro, su nariz y ojos rojizos de llorar, más sus mejillas húmedas, no se veía mal... Él comenzó a mirarme también, podría haber apartado la mirada, pero no lo hice, no quería.

Comencé a acercarme a él, Tamaki haciendo lo mismo. No veía nada, había cerrado los ojos a mitad del camino, no sabía si él también, pero podía sentir su respiración cerca de mi.

Creo que debería haber parado antes de, bueno... Antes de haberle besado.

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