Capítulo 9

3.1K 458 178
                                    

Mirio

Gracias a la ayuda de los Dos Grandes, había recogido las cosas que había dejado en la habitación del edificio de Yuuei, dejando el cuarto vacío y sin sentimiento.

-Sabes que te vamos a echar de menos ¿no?.-dijo Nejire ayudándome a llevar las maletas a mi casa.

-Ya no podremos hablar de los mal que se te dan las mates en la hora del almuerzo.-añadió Tamaki llevando una mochila con unas cuantas de mis cosas.

-Es cierto, pero, eh, cuando sea un héroe, podremos trabajar juntos.-dije dandoles la mejor de mis sonrisas.

Llegamos a la puerta de mi casa y abrí con las llaves, diciendo que pasaran y me ayudaran a subir las cosas a mi habitación. Mi padre estaba trabajando así que no podría hablar con ninguno de los dos sobre cómo se encontraban tras la estancia en el hospital.

-Gracias por ayudarme.-dije mientras colocaba las maletas en algún lugar que no molestara.

-No hay porque darlas.-dijo Nejire.

El sonido de un teléfono irrumpió en la habitación y ambos chicos giramos a ver a la chica de pelo azul sacar su teléfono de su bolsillo.

-Lo siento.-dijo antes de salir y cerrar la puerta.

Tamaki y yo nos quedamos solos, sentandonos en la cama mientras esperábamos a que Nejire volviera a entrar.

-Yuuei no volverá a ser lo mismo sin ti.-escuché a Tamaki, haciendo que girara para verle.

Coloqué mi mano en su mejilla, haciendo que me mirara, y le sonreí, le sonreí antes de besarle con dulzura. ël no se lo esperaba, pero no puso resistencia, solo se fundió en el beso. No podíamos parar, sus labios eran tan apetecibles que se me hacía imposible separarme, solo necesitaba más y más de él, era lo único que necesitaba, y lo único que quería. Inconscientemente comencé a acariciar su espalda por debajo de su camiseta y su piel... Dios, su piel era demasiado suave.

-¡Chicos!.-pero las cosas a veces no duran el tiempo necesario.-¡Uy! ¡Perdón! ¡No lo sabía!

Tamaki ocultó su cara en mi pecho, muerto de vergüenza.

-No pasa nada.-dije acariciando el pelo azabache de mi pareja.-¿Pasa algo?

-Sí, me acaba de llamar Ryuku diciendo que hay un villano en Hosu y que tengo que ir.-respondió Nejire.-Siento tener que irme tan rápido.

De repente el teléfono de Tamaki también comenzó a sonar, seguramente era Fatgum diciendo lo mismo que había dicho Ryuku.

Me despedí de ambos en la puerta y cuando ya se fueron, la cerré y me tumbé en el sofá, decepcionado ya que Sir Nighteye no me había llamado para hacer lo mismo que estaba haciendo los Dos Grandes ahora mismo.

Decidí levantarme e ir a la calle de la cafetería donde ayudé a ese pequeño niño a encontrar a sus padres. Llegué con la esperanza de que Hikaru estuviera allí y pudiera hablar con ella, pero no estaba, ella no, el pequeño niño sí.

-¡Señor, señor!.-dijo el niño corriendo hacia mi.

Me agaché para llegar a su altura y sonriendo le pregunté que si había vuelto a perder a sus padres.

-¡No! ¡Quería disculparme!.-respondió con ansias.

-¿Por qué?.-pregunté confundido.

-Sin querer, el día que me ayudó a encontrar a mis padres, utilicé mi quirk en usted.-respondió antes de que sus padres le llamaran.-Tengo que irme, lo siento.

-¡Espera!.-grité, aunque él ya se había ido.

No es como si me hubiera resuelto mis dudas, ¿Cuál era su quirk de todas maneras? Era como si hubiera cavado un agujero más profundo de dudas y no pudiera salir.

Volví a casa mirando al suelo, deprimido por no haber visto a la chica de pelo de rosa y haberle contado algo. Abrí la puerta, viendo que mi padre ya había llegado.

-¿Ya has traído las maletas?.-preguntó mientras preparaba la cena.

-Sí, Tamaki y Nejire me han ayudado a traerlas, ¿Y tú qué tal el trabajo?

-Se intenta.-respondió con simpleza.

Y como si fuera por inercia, casi sin pensarlo, le respondí.

-No lo intentes.

Mi padre se dió media vuelta y se me quedó mirando fijamente.

-Explicate.-ordenó.

-Cuando lo intentas, tu cerebro lo asocia inmediatamente con el fracaso.-respondí recordando las palabras de Hikaru.

Él soltó una leve carcajada y preguntó de dónde había sacado esa frase.

-De una amiga.-respondí cogiendo un vaso y llenándolo con agua.

-Yo conocía a alguien que decía lo mismo.-dijo sonriendo.

Recordando que él conocía a la enfermera y la enfermera conocía a Hikaru, aunque se tensó cuando pregunté por ella, decidí volver a preguntar, bueno... No era algo como preguntas.

-Se llama Hikaru.

El plato que estaba cogiendo colisionó con el suelo y volvió a girarse rápidamente hacia mí, su reacción era prácticamente la misma que la de la enferma: tenso y ojos abiertos como platos.

-¿C-cómo es?.-consiguió preguntar apoyándose en los muebles de la cocina, me estaba poniendo nervioso con tan solo verle así.

-Tiene el pelo rosa, rosa neón, rapado por un lado donde lo tiene negro, ojos marrones y viste de negro.-respondí.

-Es imposible.-fue lo único que respondió.

-¿Qué?

-Es imposible...-volvió a responder.

-¿La conoces?.-pregunté acercándome a él.

-Era pareja de la enfermera que conoces, su nombre es Mikan.-dijo, ahora ya sabía el nombre de la enfermera.-Los tres íbamos juntos a clase cuando éramos más jóvenes.

-¿Y por qué no vas a verla? Seguro que se alegra.-dije.-Se donde puede estar.

-Mirio... Es imposible.

-¡No! ¡No lo es! ¡La he estado viendo y me ha ayudado con Tamaki! Más o menos...

-¡No puede ser!.-dijo gritando.

-¡¿Por qué?! ¡He estado viendola durante bastante tiempo! ¡Incluso vino a verme al hospital!

-¡No pueden ser la misma persona!

-¿¡Por qué!?

-¡Porque está muerta, Mirio!

EclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora