Capítulo 15

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Mirio

-¿Papá?.-pregunté viendo a mi padre junto a Mikan, la enfermera de alas de mariposa.

El hombre se giró revelando una lápida de mármol blanca de donde colgaba una pulsera azul fosforescente, la misma que estaba mirando unos días atrás.

-Pensé que ibais a devolver las películas.-respondió secamente.

-Ya lo hemos hecho.-respondí girando a ver a Tamaki, quien parecía que estaba buscando a alguien.-¿Pasa algo?

-No encuentro a Hikaru...-susurró mientras seguía buscando.

-Normal, está muerta....-y por primera vez aquella noche, la enfermera habló.-No se como la conocéis, pero no vais a poder encontrarla...

-¡No es cierto!.-exclamó haciendo que la mujer de pelo morado girara un poco su cabeza.

Tamaki 🌙

-¡Se que es una locura pero tenéis que creerme!.-exclamó el rubio.-¡Un niño utilizó su quirk sobre mi y pude verla! ¡Tamaki puede verla ahora mismo!

-B-bueno... Ahora no la encuentro....-dije escondiendome un poco tras Mirio.

Todos se quedaron en silencio, un silencio incomodo inundó el lugar, el padre de Mirio miraba al suelo, Mikan miraba la lápida y Mirio... Mirio miraba a su padre un tanto preocupado.

-Dile a Mikan que salte.-escuché cerca de mi.

Me giré rápidamente encontrando a Hikaru mirando fijamente a los dos adultos.

-Hikaru dice que saltes, Mikan...-dije en un hilo de vez, pero como estábamos todos callados, se pudo escuchar.

-¿Eh?.-preguntó girandose completamente, mostrando un bebé en su brazos envuelto en una manta.

-No pienses en lo terrorífico que es la altura, sino en la satisfacción de llegar abajo.

-Ha dicho que no pienses en lo terrorífico que es la altura... Sino en la satisfacción de llegar abajo.-repetí viendo como los ojos claros de Mikan se volvían cristalinos.

-Toma mi mano y saltemos juntas, la piscina nos espera.

-Dice que tomes su mano y saltad juntas, que la piscina os espera.-finalicé viendo como las lágrimas bajaban por el rostro de la chica con alas de mariposa.

-¿Nos creéis ahora?.-preguntó Mirio a lo que su padre asintió.

-Nunca hemos dudado de vosotros, simplemente es difícil aceptarlo.-respondió el adulto de pelo negro.

-¿C-cómo se llama?.-pregunté refiriéndome al bebé.

-Kaori.-respondió Mikan.-Hikaru decía de adoptar una niña cuando saliéramos del instituto.

Miré a la chica de pelo rosa, acercándose a ver al bebé a lo que la pequeña criatura rió.

-Dicen que los bebés puede sentir y ver cosas que los adultos no pueden.-explicó el señor Togata.-Eso explica porque Mirio no para de reír cuando era un bebé.

-¿Perdón?.-preguntó el rubio medio confuso.

-¡Mirio de peque era la cosa más adorable del mundo!

-Mirio de peque era la cosa más adorable del mundo.-repetí.-Es lo que ha dicho Hikaru.

-No te lo voy a negar.-rió su padre.

-¡Que sigo aquí!-exclamó Mirio.

Kaori comenzó a reír mientras estiraba sus pequeños brazos para intentar llegar a Hikaru, aunque no podía.

-Recuerdo cuando Hikaru repetía que cuando tuviera hijos iba a ser la mejor tía del mundo.-rió el padre de Mirio.

-Supongo que solo pude estar con el pequeño Mirio durante dos años y un mes.-dijo Hikaru.

-Dice que supone que solo pudo estar con el pequeño Mirio durante dos años y un mes.-repetí.

-Ahora, me gustaría disculparme.

-Dice que le gustaría disculparse.

Entonces el silencio volvió una vez más.

-Perdón por no haber llegado a ser la mejor tía del mundo para tu hijo.

-Dice que lo siente por no haber llegado a ser la mejor tía del mundo para Mirio.-dije mirando al padre de dicho chico.

-Perdón por no haber estado más contigo.

-Lo siente por no haber estado más contigo.-dije mirando a Mirio.

-¿Qué? Pero si prácticamente me ayudó a darme cuenta de mis sentimientos por ti.-dijo protestando.

-Ya lo sabías, desde hace mucho.

-Dice que ya sabias de eso desde hace mucho.

-Y Mikan, tengo tantas cosas por las cuales disculparme, pero de verdad lo siento por no poder cuidar de Kaori contigo.

-Y Mikan, dice que tiene que disculparse por demasiadas cosas pero de verdad lo siente por no poder cuidar de la pequeña contigo.-terminé de repetir mientras la enfermera abrazaba a la pequeña.

Nadie decidió hablar el silencio inundó el lugar una vez más hasta que...

-Gracias por todo.-dijo abrazandome.

-N-no hay de que...

-Es hora de que me vaya...

-¿Qué?

-¿Qué pasa Tamaki?.-preguntó Mirio preocupado.

-Ya puedo irme, y es gracias a vosotros.

-¡Acabais de reencontraros, no puedes irte ahora!

-¿Se va?.-preguntó Mikan.

-Habéis ayudado a un fantasma, no se como agradeceroslo lo suficiente...

-¡Quedate un poco más!

-Cuida de Mirio, ¿Vale?

-¡Espera!

-Sois mis héroes.

Y como si mis palabras no hubieran alcanzado, como si no hubieran servido de nada...

Desapareció.

Y ya para siempre.

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