Capítulo 14

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Tamaki 🌙

Había aceptado ayudar a la chica fantasma, aunque eso no significaba que no íbamos a ver las pelis que él tenía planeadas.

-Esa chica está más ciega que Dora la Exploradora.-dijo Mirio y yo me reí por su comentario.

Estábamos viendo una película de miedo y la protagonista no veía los indicios de una presencia paranormal, en su propia casa. No era una película en la que te dejara con la tensión pero sí habían unos cuantos jumpscares en los que no paraba de caer aunque fueran obvios, como ahora.

-Ese era demasiado obvio, Tamaki.-dijo el rubio dándome un beso en la cabeza, es lo que hacía cuando me asustaba con la peli, no es que me quejara, incluso alguna vez lo he fingido solo para que diera el besito.

La película terminó y, aunque esta fuera la mejor película que habíamos visto hoy, seguía siendo mala.

-Recuérdame que la próxima vez la descargue y que no la alquile.-dijo Mirio sacando el DVD de la disquetera.

-Me lo apunto.-dije, aunque me refería a apuntarlo mentalmente.

De repente se escuchó el sonido de unas llaves y la puerta se abrió, revelando al padre de Mirio.

-... ¿Os he interrumpido?.-preguntó dejando las llaves en una mesita que había cerca de la puerta.

-No, acabamos de terminar.-respondió su hijo metiendo las caratulas de las películas en una bolsa.-¿Me acompañas a devolver las películas, Tamaki?.-asentí.

-Yo voy a salir otra vez.-dijo el padre del rubio.-Voy a ir a ver a una amiga.

Asentimos y dejamos que se preparase mientras nosotros nos íbamos a devolver las películas al videoclub.

-Ya que estamos fuera ¿Por qué no vamos a ver si podemos ayudar a Hikaru?.-rompió Mirio el silencio.

-Sí, es una buena idea...-susurré mirando la mano libre del rubio.

Acerqué la mía lentamente tratando de tomarla, aunque la vergüenza me superó y solo pude tomar su meñique con el mío.

Entramos en el videoclub y no tardó nada en devolver las películas así que ahora nos encontrábamos caminando hacia la calle de la cafetería. Ya estaba anocheciendo, las nubes se habían tintado de un color rosado y morado que hacia que el cielo se viera hermoso, siempre me había gustado esta parte del día, era relajante.

-Tamaki, te recuerdo que yo no puedo verla ya.

La voz de mi pareja me sacó de mis pensamientos, ya habíamos llegado a la calle de dicha cafetería y Hikaru prácticamente se encontraba enfrente mía, cruzada de brazos. Saludé con la mano aunque me costó hacerlo.

-Dila que venimos a ayudarla.-dijo Mirio sonriendome.

Estaba apunto de repetir lo que él había dicho cuando la chica de pelo rosa me interrumpió.

-Le he escuchado.-dijo.-Pero deberíais haber disfrutado más de vuestra cita.

-P-pero queremos ayudarte...-susurré.-Ha sido idea de Mirio también.

Suspiró y cedió.

-Está bien...

-¿Quién es el primero al que tenemos que visitar?.-preguntó el rubio.

-Mikan.

-¿Mikan?.-pregunté sin saber quien era.

-La enfermera con alas de mariposa.-aclaró Mirio.-¿Es esa a quién tenemos que visitar?

Asentí y nada más hacerlo comenzó a caminar a caminar hacia el hospital.

-Lo mismo ya no está allí, es tarde.-informó la pelirrosada.

-M-Mirio.-dije haciendo que se parase y se girase a verme.-dice Hikaru que lo mismo no está ya en el hospital...

-Lo mismo está en su casa.

-Lo mismo está en su casa.-repetí para que el rubio lo oyera.

-¿Y dónde está su casa?.-preguntó Mirio.

Hikaru comenzó a caminar y yo comencé a seguirla, haciendo que Mirio también lo hiciera (seguíamos dados de los meñiques).

Llegamos a una pequeña casa, lo suficientemente grande para una persona y llamé al timbre, pero nadie abrió la puerta. Volví a llamar, pero nadie seguía sin abrir.

-Que raro...

-Seguramente siga en el hospital.-dijo Mirio.

Así es como nos dimos media vuelta para continuar hacia el hospital, pasando por un cementerio.

-¿Hikaru?.-pregunté girandome a ver que se había parado en la puerta de dicho cementerio.

Mirio también se paró y miró a donde yo estaba mirando.

-¡Hikaru!-grité corriendo para pasar adentro del cementerio, la pelirrosada se había metido ahí.

Tiré del rubio hacia el interior de la habitación de los fallecidos, siguiendo a la chica vestida de negro. Y por fín encontramos a la enfermera y a alguien más.

-¿Papá?

EclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora