Una historia con los mini

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Fifi
Otra vez era de día, pero llovía. Yo no quería salir pero el amo insistió, incluso me hizo trampas para salir, pero no lo logro. Luego el encontró a los mini. Los tomo y me dijo que jugáramos los dos.
A mí no me gustaba que el los agarrara, me daba vergüenza que él me viera jugar con ellos a que se amaban y esas cosas. No tuve más opción que salir a mojarme.
Por un momento la lluvia no se veía tan mal, era algo divertido saltar en los charcos y ver a Charlie divertirse y sonreír.
Fuimos por un café para calentarnos un poco. Después del café volvimos a caminar y empezó a llover más fuerte, le pedí a Charlie que regresáramos a casa pero él no quiso, y yo no me quería ir solita.
Yo no soportaba el agua y mi paraguas se había roto por el viento, sin embargo, Charlie me presto su sudadera para taparme. En ese momento yo me sentí muy apenada y avergonzada, juraría que me había puesto roja.
Pasamos mucho tiempo caminando sin ningún rumbo. Yo pensé que nos habíamos perdido pero el amo sabía lo que hacía.
En el camino, Charlie me agarro de la espalda y yo sentía su mano cálida en mí, luego me tomo del pelo y me empezó a acariciar como si fuera su peluche, y en cierto modo me sentía muy feliz. No sé cuánto tiempo había pasado, pero llegamos a un restaurante donde comimos. Durante la comida el me daba de su plato, tomaba un pedazo de su comida con sus dedos y me la daba en la boca.
Cuando terminamos el postre nos retiramos y volvimos a caminar. Entramos a algunos lugares que había en la zona, muchos de ellos eran muy bonitos y yo abrazaba a Charlie del brazo.
En una parte del camino, Charlie jalo mi cola y yo me altere y por poco lo rasguño, pero no debía hacerlo, lo único que él dijo fue que tenía una cola suave. No sabía cómo debía de tomar eso, así que le seguí la corriente, aunque me había molestado un poco.
Se hiso de noche y nos fuimos a un hotel, donde nos bañamos y descansamos, luego fuimos a dormir muy arropados y abrazados para no congelarnos, estaba tentada a darle un beso pero me acorde de la última vez que lo hice, así que mejor no lo hice.
Al levantarnos desayunamos en el hotel y luego salimos a la calle. Llegamos a un parque cercano y nos sentamos en una banca. Charlie me tomo la mano y me miro, luego me pregunto si había un lugar al que me gustara ir o si tenía un lugar favorito. Nunca me había hecho esa pregunta, solo conocía la ciudad y nada más, pero sentía cierta atracción por las alturas. Cuando le conteste él se alegró y volvimos a caminar.
Durante el paseo hablamos sobre nosotros y poco a poco veía un lado tierno de Charlie, y eso hacía que me dieran ganas de besarlo. Nos tomamos de las manos y yo solo me resistía para no hacer nada que arruinara el momento.
Luego fuimos a un edificio, era alto y muy bonito.
Descansamos un rato y luego paseamos por todo el edificio. Había poca gente y todos eran muy amables y sonreían cuando nos veían.
En el edificio había un pequeño restaurante donde Charlie me invito a cenar. El lugar era muy romántico y Charlie tomo mi mano, yo me sonroje mucho y Charlie se rio un poco.
Salimos y el lugar empezaba a sacar luces de varios colores; azul, morado, violeta, rosa, y otros más.
Entramos a un cuarto grande y parecía un salón de fiestas. Había gente bailando y Charlie nos metió sin que se dieran cuenta los demás. El tomo mis manos y empezamos a movernos. Poco a poco empezábamos a bailar y nos divertíamos mucho, luego salimos de la sala y Charlie me jalaba rápido y yo seguía su paso, después subimos al techo del edificio, la luna brillaba y el cielo estaba lleno de estrellas, la ciudad se veía hermosa a esa altura y Charlie me tomaba de la mano cuando me hiso una pregunta.
-¿Te gusta la vista?
-Sí, creo que es hermosa...
-Yo igual creo es hermosa. Fifi, ¿te puedo preguntar algo?- me dijo mientras tomaba mis manos.
-Sí, lo que quieras
-Fifi. ¿A ti te gusta alguien?
No sabía que decirle ya que él era quien me gustaba
-¿Para qué quieres saber?- le dije un poco tímida.
-Es que hay algo que te he querido decir todo este tiempo.
-¿Y qué es lo que me quieres decir Charlie?
-Fifi... Tu... me... Me gustas Fifi.
Cuando dijo eso se puso rojo y yo me lancé contra él y lo abrase...
-Charlie, tu también me gustas- en eso Charlie me tomo de la cintura y yo de los hombros para luego juntar nuestros labios y unirnos.

Charlie
Estaba lloviendo muy fuerte, por suerte llegue a la casa, pero escuche a Fifi haciendo unos ruidos raros así que entre sigilosamente. La veía jugar con sus peluches.
Tosí para llamar su atención y cuando me vio yo saque una sonrisa tipo "te descubrí". Ella se alteró mucho y empezó a ponerse roja mientras guardaba todas sus cosas.
Mientras ella recogía yo me preguntaba "A que juega ella cuando no estoy en casa"

Mi neko maidDonde viven las historias. Descúbrelo ahora