Capítulo 10. La garra de plata.

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Sesshomaru llegó a su palacio justo cuando el sol salía y el señor Jaken salió a recibirlo:

----- Amo Sesshomaru!!! Por fin ha regresado! Estaba empezando a preocuparme nuevamente por usted amo bonito...

---- Jaken...---- Lo interrumpió Sesshomaru.----- Ve por Ah-Un, iremos a ver a Rin.

El señor Jaken se quedó boquiabierto...

----- Iremos a ver a la joven Rin?---preguntó el demonio verde con lágrimas de repentina emoción en los ojos.
Sesshomaru le asintió.

---- Hay! Pero claro que si amo! Ahora mismo iré por Ah-Un... ahora mismo vuelvo eh amo bonito?--- Decía el demonio verde mientras salia corriendo del castillo.

Sesshomaru subió las escaleras y tomó el camino del lado izquierdo; entró en una habitación que estaba en el fondo del largo pasillo y la observó detenidamente... esa era la habitación principal.
Aquella habitación no había sido usada en demasiado tiempo, aún así, estaba intacta.
Aquel lugar era enorme: un gigantesco ventanal se levantaba en la pared frente a la puerta, llenando la habitación de luz.
Una enorme y suave cama se encontraba en línea horizontal frente al ventanal, rodeada por una fina ceda traslúcida color crema; en la pared a los pies de la cama había una enorme y resplandeciente chimenea tallada en mármol que semejaba un enorme árbol y en la parte superior de su boca, tallado en piedra azul, una luna eclipsada por un sol; en el suelo frente a ala chimenea había una gran y suave alfombra del mismo color de la tela que rodeaban la cama, y sobre ella, una elegante sala privada.
Junto a la cama, del lado de la puerta había otra gran habitación con una enorme bañera, un tocador de tres espejos, un biombo de madera de cerezo tallada y un mueble de puertas corredizas...

Sesshomaru recorrió la habitación pensando que no podía ser más perfecta para su amada Rin.
Salió de la habitación y se dirigió a una que se encontraba unos metros más adelante, pegada a la pared del pasillo. Entró en ella y ahí, puesta sobre un montón de maniquíes que estaban erguidos al rededor de aquella habitación con forma de medio círculo, se encontraba una enorme colección de fieras armaduras.
Sesshomaru se dio media vuelta hacia su derecha y abrió una puerta corrediza, ahí había una armadura exactamente igual a la que el siempre solía llevar; la retiró del maniquí y salió de la habitación.
El demonio entró en su baño privado, donde (como todos los días ) le esperaba una enorme bañera llena de agua caliente.
A pesar de que sabía que era algo permanente, Sesshomaru odiaba la idea de sacarse si quiera un poco del olor de Rin que impregnaba su cuerpo, aún así, retiró sus espadas y se sacó las ropas para entrar en el agua.

Se quedó ahí, sentado en su bañera unos minutos, con la mente en total calma... por primera vez en mucho tiempo, pensar en Rin era algo que no le atormentaba, por el contrario, le traía una sensación de total paz y calma... nunca lo hubiera pensado así, pero, estaba feliz.

Finalmente el demonio se vistió y se colocó nuevamente su armadura, enfundó sus espadas y se dirigió abajo, ahí lo esperaban el señor Jaken y Ah-Un.

---- Bien,---- Dijo el demonio Yokai dirigiéndose a los otros dos --- Vamonos.

Sesshomaru salió (literalmente) disparado fuera del castillo y Jaken y Ah-Un lo siguieron tan rápido como pudieron.

Rin, Kohaku y Susu, caminaban por el bosque de regreso a la aldea; Shippo se había adelantado, ya que Kagome lo había llamado.
Los tres jóvenes estaban hablando y riendo, cuando, prácticamente de la nada, apareció Sesshomaru, caminando hacia ellos con Jaken y Ah-Un detrás...

---- Sesshomaru...--- Habló Rin con una gran sonrisa en el rostro.
Los tres chicos se detuvieron y Sesshomaru se quedó frente a Rin, sonriéndole; ella lo abrazó.
Cuando Sesshomaru y Rin se separaron, Kohaku saludó al demonio con una pequeña reverencia:

Aclisolar II :  Luna Llena Donde viven las historias. Descúbrelo ahora