Duodécimo capítulo

1.3K 132 104
                                    

12Dudas resueltas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

12
Dudas resueltas

De regreso a Nivrán el ambiente se sentía muy tenso dentro de la cania

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

De regreso a Nivrán el ambiente se sentía muy tenso dentro de la cania.

Bohunissa exigió respuestas en cuanto dejaron los prados de luz atrás, no quería volver al palacio de Nivrán siendo la misma niña tonta sin suerte. Por una vez deseaba ser ella quien guardara un secreto importante, y aunque no estaba especialmente orgullosa del trato en el que los Ancestrales habían implicado a un cúmulo de gente inocente, no se sentía tampoco como la redentora para dar su vida por un reino que no conocía y no le importaba, en caso de negarse a aceptar las condiciones.

Sin embargo, si conseguía atrapar esa perla todos estarían a salvo y ella feliz volviendo a la superficie. Dos peces en un anzuelo. Estaba dispuesta a cumplir con su parte a cualquier costo, por eso necesitaba más información. Las fiestas de boda la habían entretenido de su meta, no dejaría pasar un taeroc más sin aprender alguna cosa sobre ese mundo.

—Háblame de las perlas —dijo al haber cruzado el Prado de luz sin ningún percance particular, mientras Atlas le curaba las heridas con un hechizo de luz verdosa, estaba soldando las escamas a la piel después de limpiarlas—. Tienen nombres, según lo que oí­.

Naláw también tenía sus propias preguntas, pero prefería esperar un poco, creía que Bohu siendo la víctima principal tenía prioridad, de manera que sólo se dedicó a conducir en silencio y a esperar su momento. Escuchar la historia real de los hechos le ayudaría a comprender las tonterías que había hecho Atlas esta vez.

El rey por su lado estaba preparado para responderlo todo, sin secretos y sin segundas intenciones. Necesitaba contar las cosas desde el principio, de esa forma esperaba ganarse la simpatía de su esposa.

—Las perlas nacieron después de que Wá entonara una canción sin letra —respondió Atlas—. Existe una perla por cada mar y las doce conforman lo que llamamos El candado infinito. Es una barrera muy poderosa que evita a los fercis adentrarse en aguas muy profundas, por más que lo intenten. Antes de que decidieran ser amantes de los Ancestrales Wá le otorgó una cualidad a cada perla, la que usan para protegernos.

El reino en lo profundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora