35
Veredicto final
La Legislación había sido creada con la primera reina de Nivrán, Gredel. En su tiempo fueron ellos quienes formaron todas las leyes del reino y en la actualidad estaban para hacerlas cumplir de manera correcta y de llevar a cabo los juicios más importantes. Antes de Gredel, era el rey quien dictaba proclamaciones y las desaprobaba cuando quería, no existía un orden. Ahora la ley mandaba a que incluso el gobernador del reino se sometiera a ella, cosa con la que estaban de acuerdo al asumir el título y portar la corona por primera vez.
Atlas no era la excepción.
Existían unas cuantas cosas que podía reformar, abolir o archivar por un periodo de tiempo; sin embargo, no podía huir de su posición como máximo legislador. En otras palabras, él debía escuchar el interrogatorio de Bohunissa y luego dictar una sentencia de acuerdo a la ley, si salía culpable. Lo cual, era, porque sí había efectuado el hechizo indetectable y otras ofensas.
Bohu estaba sentada en el centro de una pequeña habitación y frente a una mesa rectangular de piedra. Detrás de esta se hallaban los legisladores sentados en gradas con posturas rectas y caras indescifrables. En el techo, sobre ella, se hallaba una flor grande de luz roja dispuesta para que sólo iluminara al interrogado; y en un asiento más alto y grande a su izquierda, se encontraba sentado Atlas con una mano sobre su barbilla tratando de ocultar su nerviosismo.
Al lado derecho de Bohu se podía apreciar la mesa de testigos, conformada por miembros del Consejo, la Prostasía y estudiantes de leyes a punto de graduarse, los cuales tenían derecho de opinión. Alguien de este grupo se levantó alisando su túnica y pidió permiso para hablar a los legisladores. Se lo concedieron. Hizo una reverencia frente a su rey y otra menos fervorosa a Bohu.
—Saludo a la mesa de testigos y a los legisladores presentes. Alteza —se dirigió a Bohu sin perder tiempo, y al hablar pudo darse cuenta que era una acuela—, espero que haya tenido un buen viaje de regreso. Me entristece verla sentada en ese lugar —no parecía ser cierto— ya que Nivrán la ha idealizado por completo. Todos quieren creer que usted es la acuela más buena y dulce que existe dentro del mar. Sinceramente, me apena tener que presenciar este interrogatorio, pero es nuestro deber descartar toda clase de duda o rumor que se forme alrededor de su alteza. Voy a necesitar que prometa decir sólo la verdad.
Bohu asintió antes de que la acuela le hiciera un hechizo complicado sobre la cabeza. Sintió la magia en su cuerpo, igual a un cosquilleo en las puntas de sus astas, y una luz violeta la rodeó por completo y al segundo se desvaneció.
—Es el hechizo de la honestidad, el detectable —le aclaró la acuela sacudiendo las manos como si buscara apagar un fuego imaginario, con una ligera mueca de dolor disfrazada tras una sonrisa altanera—. No es que desconfiemos de usted, es sólo protocolo.
ESTÁS LEYENDO
El reino en lo profundo
FantasíaEl reino en lo profundo hará que visualices una vida debajo del mar de una forma que no conocías. Allí donde no hay luz solar y los animales evolucionaron para arreglárselas como pudieran para cazar, o solo comer las sobras que caían de la superfici...