Decimonoveno capítulo

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19Espía en el palacio

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Espía en el palacio

La señorita Moluz estaba tan rígida junto a Xika que Bohu pensaba que se iba a partir en bloques de grunio frente a todos; si pudiera hablarle por telepatía ya le habría dicho que dejara de esforzarse por lucir sospechosa

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La señorita Moluz estaba tan rígida junto a Xika que Bohu pensaba que se iba a partir en bloques de grunio frente a todos; si pudiera hablarle por telepatía ya le habría dicho que dejara de esforzarse por lucir sospechosa. Aunque, no podía enojarse mucho con ella, Bohu misma temblaba por dentro pues el momento de la reunión había llegado.

Las invitadas fueron guiadas por un mozo hacia una terraza en la zona norte del palacio, una de las tantas que brindaba una espectacular vista del inigualable jardín central. Bohu la había descubierto un tae por casualidad mientras huía de la señorita Moluz, y a partir de ese momento se convirtió en su espacio para olvidarse del mundo, hasta que las doncellas revelaron el secreto.

Aprovechando que su privacidad allí había desaparecido por completo, pensó que sería el lugar perfecto para atender a las distinguidas señoras, ya que sumada a las bellas esculturas que lo decoraban, los muebles elegantes y el ambiente acogedor, la vista que ofrecía del jardín era insuperable; con luz o sin ella, la sensación de tranquilidad que transmitía no la cambiaría por nada. Y eso era lo que precisaba.

Al estar, finalmente, frente a frente con las amigas de la madre fallecida de su esposo de mentira, Bohu confirmó que decirlo de esa forma lo hacía sonar intimidante. Tenía la esperanza de que no se le notaran los nervios, por eso creó una sonrisa discreta que se disfrazaba de confianza en sí misma. Las señoras en cambio lucían lo más de calmadas, y se atrevería a decir que, hasta curiosas, mirando en silencio todo a su alrededor como si comprobasen que cada objeto estuviera en su sitio, dando la impresión de que las dueñas de la terraza acababan de volver de un largo viaje.

Luego del saludo y las respectivas presentaciones, tomaron asiento las cuatro acuelas alrededor de una pequeña mesa circular mientras que Xika y Moluz se ubicaban sobre un banco rectangular a un costado de ellas.

Bohunissa prensó con disimulo su túnica bajo la tafra al sentarse, de manera que el agua caprichosa no revelara el vendaje. Lo siguiente que hizo fue observar a las acuelas por unos segundos mientras se acomodaban, quería asegurarse de que relacionaba bien los nombres con las caras.

El reino en lo profundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora