El reino en lo profundo hará que visualices una vida debajo del mar de una forma que no conocías. Allí donde no hay luz solar y los animales evolucionaron para arreglárselas como pudieran para cazar, o solo comer las sobras que caían de la superfici...
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Muerte indigna
La red de zarcillos que protegía el reino nunca había estado tan cerca de sus ojos como en ese momento. Siempre la había admirado desde el interior de una cania, y hubiera preferido que las cosas siguieran así.
Bohu seguía impresionada por la rapidez de la Prostasía al confirmar los hechos ya confesados por Drair Hirapna. Se había hecho una exhaustiva investigación para descubrir a los cómplices de Drair, castigar a las acuelas de La espina, atrapar a los niños bestia fugitivos y celebrar el juicio de la ex presidenta de la organización. La Prostasía no iba con rodeos. En su isla tardarían tres años para encontrar todas las pruebas que vinculaban al ladrón del pueblo con las gallinas desaparecidas.
Habían pasado siete taeroces desde la reunión en Resal y uno desde que había dormido en la ostra del rey, asunto del que no quería hablar con nadie. El roc anterior, antes de acostarse a dormir, Atlas le había recordado que en la segunda mitad del tae Drair Hirapna cumpliría con su sentencia y ellos debían estar presentes. Él era el rey, el máximo legislador de Nivrán, y ella, además de su esposa, era quien había descubierto la traición.
No la emocionaba particularmente tener que asistir. La idea de mirar una vez más aquellos ojos dementes la dejó dando vueltas casi todo el roc, pues le temía; y la aterraba tener que presenciar su muerte. Peor fue recordar que ella misma había propiciado el destino de la pobre desgraciada y que la magia indetectable, la magia de los asesinos, había sido su herramienta.
Eso no hacía más que agigantar su culpa y remover su angustia.
Existía muy poca información al respecto en la biblioteca real. Había dedicado horas completas para buscar escritos, ensayos, noticias, hasta novelas sobre el tema, pero no halló nada útil. Bueno, nada excepto unas palabras en un rollo de papel bastante viejo y lleno de musgo rancio diciendo: «Magia indetectable y siniestra. Erradicada de Nivrán por Fawen El Radical. Penada con la muerte indigna. Diez lamentos a la fecha».
Frases alentadoras.
Si se enteraban de su nuevo secreto... ¿Correría la misma suerte de Drair?
La buena suerte se alejó de ella en el momento en que decidió seguir a Atlas dentro del océano. Pero no tenía sentido, su habilidad debía ser un error. Ella no era una persona caótica, ni vengativa ni peligrosa o de emociones inestables. Era buena. En la isla la reconocían por ser pacificadora, positiva, consecuente y amigable. ¿Cómo era posible ser etiquetada como una de esas personas siniestras? Ni siquiera reunía todas las características que Atlas había mencionado, y por si fuera poco, ella había nacido siendo humana. No era lógico que alguien así pudiera usar esa clase de magia prohibida y poderosa.
Si tan sólo pudiera hablar con Cróoof. Él debía tener una respuesta ya que la introdujo a esa magia sin vacilar. Por desgracia, se había marchado. Le hubiese encantado darle un par de puñetazos a ese cral sin ojos.