La luz de la luna se reflejaba en el piso de la habitación, e incluso en la esquina de la camilla.La ventana estaba entrecerrada, por lo cual el frío viento parisiense se colaba dentro del cuarto y provocaba que las ligeras cortinas se balancearan al compás del movimiento eólico.
Un cosquilleo en los labios y una sensación de magia fueron lo suficiente para que la joven que se encontraba inconsciente reaccionara.
Audrey Taylor cerró lentamente sus puños, mientras tomaba la sábana que cubría el colchón de la camilla, e inmediatamente un monitor comenzó a emitir diversos 'bip'.
Judy regresó a la habitación de Audrey, como solía hacerlo durante la estancia en el hospital, para asegurarse de que su amada nieta siguiera respirando, cuando escuchó el monitor y vio los puños cerrados de su adoración.
La mujer no lo podía creer. Una sonrisa gigantesca se apareció en su rostro y las lágrimas no pararon de rodar por sus mejillas.
La abuela caminó hasta la camilla y se inclinó para besar delicadamente la frente de Audrey, antes de salir lo más rápido posible por alguna enfermera que encontrara en su camino.
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AUDREY
Abrí los párpados lo más pronto que pude, y fue la luz del sol lo primero en recibirme.
Traté de enfocar mi vista y me encontré a mi abuela sentada en una silla junto a la camilla en la que me encontraba...¡¿Camilla?! ¡Dios! ¡Estaba en un hospital!
La fiesta. Damien sonriéndome. Damien tomándome de la mano. Damien bailando conmigo. La Ópera. Copas de vino chocando suavemente entre ellas. Humo. Damien huyendo conmigo. Steve. Un arma. Un disparo. Diana alarmada y asustada frente a mí. Sonidos de sirenas. Una ambulancia. Oscuridad absoluta.
Creo que ya sabía que era lo que había pasado, y cual era la razón por la que me encontraba en este lugar.
Miré a mi abuela, a mi amada abuela. Sus labios se curveaban en una enorme sonrisa, y sus ojos se veían vidriosos. Sin embargo, tenía una expresión agotada y de extremo cansancio. ¿Acaso estuvo días sin dormir? ¿Se habrá despegado de aquí aunque sea un momento para tomar un respiro y descansar? Y hablando de ello, ¿cuántos días estuve aquí?
—¿Abuelita? —Mi voz se escuchó ronca y algo oxidada.
Claro, era lógico, quién sabe cuanto tiempo estuve sin decir palabra alguna.
Tuve que carraspear un poco y aclarar mi garganta para continuar. Ante esto, mi abuela reía en volumen bajo.
—Dime, querida —respondió mi abuela, sin dejar de sonreír en ningún momento.
Volví a aclarar mi garganta.
—¿Qué...? ¿Cómo...? —No terminé de formular ninguna de las preguntas anteriores.
—Cielo, ¿recuerdas algo? —preguntó.
Recordaba los pensamientos anteriores. Lo que había sucedido estaba implícito, así que sí. Sabía porque me encontraba en un hospital.
—S-Sí... —continúe—, bueno, yo... M-Me... Me parece que se lo que pasó... Pero... ¿Cuánto...? ¿Cuánto tiempo estuve aquí?
Mi abuela se inclinó hacia mi, apretó mi mano delicadamente, y me miró a los ojos.
—Mi vida, eso no tiene importancia. Lo que de verdad importa, es que estás bien... Despertaste. Eso es lo que importa.
En serio tenía ganas de obtener una respuesta. Quería saber cuánto tiempo estuve... inconsciente. Quería saber cuánto tiempo estuve en el hospital. En fin, si mi abuela no quería que supiera, tal vez era lo mejor.
—¿Sabes algo, mi Audrey? —comenzó—. Te felicito, mi niña. Estoy muy contenta de saber que tienes muy buenos amigos.
—¿Cómo dices? —dudé.
—Sí, querida. Hablo de, tus amigos. Tus compañeros de trabajo. Se encontraban tan preocupados por ti. Muchas veces esperaron aquí en el hospital para saber de ti. De hecho... —La abuela comenzó a buscar entre sus bolsillos.
Finalmente, tomó dos hojas de papel dobladas y me las entregó.
—Tus compañeros escribieron palabras de aliento para tí.
Desdoblé las hojas, y comencé a leer. Me topé con diferentes tipos de letra, que formaban bellos mensajes para mi. Éstos eran de parte de mis compañeros actores. No pude evitar sonreír al leer sus palabras, e incluso por un momento quise llorar.
—Son increíbles —Levanté la mirada de los papeles y ví a mi abuela.
—Lo sé, cariño —respondió.
—¿Y...? ¿Roxanne se enteró?
—Claro que sí, mi niña. Ella no pudo escribir, pero no salía del hospital. Estuvo siempre al pendiente de ti al igual que sus padres.
Sonreí nuevamente. Indudablemente se trataba de mi mejor amiga. Jamás me abandonaría. Me acompañaría en los mejores y en los peores momentos de mi vida, y lo había cumplido.
Por un momento, los hombres que habían peleado por mi corazón aparecieron en mi mente. Uno de ellos me aterraba, y al otro lo añoraba.
—¿Abuelita? —llamé su atención.
—¿Sí, querida? —atendió.
—¿Qué sucedió con Steve?
Al nombrar al rubio, la expresión de mi abuela se endureció.
—¿¡Ese mequetrefe!? —comenzó—. ¡Mi niña! ¿Me creerás que no sé nada de ese... de ese maldito muchacho? No sé donde se encuentre, pero escúchame cuando te digo que ese... Ese... asesino merece el peor de los castigos. Ese... criminal, merece ir a prisión y más. ¡Casi me arrebata lo más preciado para mí!
Así que no sabía nada de él. Me preguntaba que habría sido de Steve Sullivan. ¿Habría sido enviado a la corte como en las películas? ¿Estaría, en efecto, en prisión? ¿Habría escapado?
No lo sabía. Pero a mi mente, llegó el joven del que estaba enamorada. Mi ángel de música. Mi Fantasma de la Ópera.
—¿Y de casualidad, Damien no vino a verme? —pregunté inmediatamente.
La expresión de mi abuela se tornó melancólica.
—Mi Audrey, lo... Lo siento, pero... Damien no pasó por aquí en ningún momento. No sé nada de él...
Sentí como si me hubiera caído un balde de agua helada encima, o como si me hubieran apuñalado el corazón.
¿Qué habría sido de mi adorado? ¿Acaso se había metido en problemas? ¿Será que ya no me amaba?
Mi labio comenzó a temblar, y mis ojos empezaron a tornarse acuosos.
Mi abuela apretó nuevamente mi mano, se levantó y me abrazó suavemente.—Lo lamento mucho, mi niña.
—Yo también, abuelita... Yo también lo lamento...
¡Audrey despertó! ¿Les da gusto? Pero, Damien se fue. ¿Qué creen que suceda?
Espero que les haya gustado el capítulo.
¡Dios mío! ¡Discúlpenme! ¡Por favor! Siento muchísimo haberme desaparecido tanto tiempo. Es sólo que entré a la escuela, tenía demasiadas tareas y ahorita en México hubo un terremoto y han sido momentos difíciles.
Espero todos se encuentren bien, y si hay alguien aquí de mi país, espero que se encuentren a salvo ustedes y sus familiares.
En fin, trataré de no volver a abandonarlos por tanto tiempo y escribir el próximo capítulo tan pronto como pueda.
¡Muchas gracias por su apoyo! Los aprecio muchísimo y me da gusto que les guste la historia.
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Angel | The Phantom Of The Opera
Fiksi PenggemarAudrey Taylor ha sido una gran fan de 'El Fantasma De La Ópera' desde que era una niña pequeña gracias a la historia de su familia. Ella posé un gran talento para el canto que la lleva a la oportunidad más grande de su vida en donde cantará con su c...