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07 de agosto, 20--

Soñé contigo. No es la primera vez, tampoco será la última.

A decir verdad, quisiera aún unos minutos más en aquella fantasía. No fue suficiente el tiempo que te vi. Pero quizá, jamás sea suficiente viniendo de ti. Lucías muy real y , en vedad, creí que eras tú, hice mal en suponer que todo se arreglaría pues me llevé una terrible decepción al despertar y no verte conmigo.

¿Por qué tuvo que pasar todo esto? No lo merecías y, ahora entiendo, que yo tampoco lo hacía.

 Siempre me pediste que soñara tan alto como fuera posible, dijiste que tú lo hacías a menudo pero no creo que te refirieras a esta clase de sueños. Yo no puedo seguir soñando que regresas aquí cuando estás muy lejos de hacerlo. Tengo que abrir los ojos, pero, ¿por qué no me siento lista? No quiero dejarte ir aún.

No cuando teníamos tanto por hacer. Tanto por decirnos. Tanto por besarnos. Y el Universo nos celó tanto que nos lo quitó todo. 

Quiero correr a tus brazos y pedir que no me sueltes nunca. Quiero permanecer allí, por siempre y que no existan las despedidas. Que me tomes fuerte y me hagas sentir segura y amada. Quiero gritar que te amo, porque aún lo hago. Quiero vivir y que sea contigo porque se me está olvidado cómo se sentía.

Siempre he pensado que eras muy joven para partir. No sé qué hacer y estoy asustada. Nos estamos acercando al final y pensé que sería más fácil decirte adiós, pero aún no puedo hacerlo. 

Necesito ayuda, así que, comenzaré a ir con una psicóloga a partir de mañana y espero que ella pueda cooperar. Tal vez tuve que haberlo hecho desde antes, pero siempre me negué a la idea. Ahora pienso que es lo correcto y mis padres se sentirán más tranquilos si lo hago. También, es lo que me hubieses dicho que hiciera. 

Supongo que será interesante poder contarle sobre lo nuestro, sabiendo que no dirá nada. 

Me siento un poco nerviosa, esta vez, mi salud mental es una prioridad. Vaya. Se siente importante, me siento importante, y me hace bien pensar de que, si te necesito, estarás ahí conmigo en la sesión. Apoyándome, siempre así.

Te echo tanto de menos,

Hailey.

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Ruta 133: el último adiós | Terminada |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora