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23 de julio, 20--
Halloween es algo que jamás celebré y tú lo sabías mejor que nadie.
Pero para ti, esa era la mejor fecha que existía en el año. Cuando te pregunté el porqué, pensé que dirías algo relacionado a los dulces, las fiestas o la decoración; pero me dijiste que era la única oportunidad en que el mundo entero se disfraza de lo que desea y no es juzgado por ello. Era el momento para ser tú mismo, aunque el resto no se diera cuenta.
Entonces recordé cada disfraz que te había visto usar en años anteriores. Científicos, pilotos, artistas, deportistas, ninguno daba miedo realmente, pero los habías seleccionado minuciosamente porque eran sobre importantes hombres que habían hecho algo memorable para la historia. Tal vez, era tu forma de decirle al mundo que tú también querías ser alguien especial, que había alguien inteligente y bueno adentro de ti.
Como nunca antes había ido a pedir dulces o sido invitada a alguna fiesta de Halloween, hiciste todo un plan para recuperar diecisiete años de festividades perdidas en una noche.
"Iremos a pedir dulces a dos cuadras de mi casa, nos tendremos que esforzar en los disfraces porque casi no le dan dulces a los mayorcitos como nosotros si no llevamos algo que sea bueno. Podemos ir por la calle de los Johnson, nos saltaremos la de los McCain porque ellos dan dulces de dieta y nos detendremos en la de los Suarez. Luego, iremos la fiesta en casa de Cal, después, a la de Stacy. En unas horas, se pondrá mejor la de Ian y no tengo invitaciones, al menos no aún, para la de Taylor, pero no se molestará si nos colamos y llevamos un poco de bebida..."
Pasaste días enteros hablando sobre ello, pero justo la mañana de Halloween, caí en cama con un resfriado espantoso. Mi madre me prohibió salir de casa y no la culpo, estaba muy enferma; sin embargo, me sentía decepcionada de que no podríamos hacer nada de lo que teníamos pensado.
No asistí a la escuela y te llamé al mediodía para contarte lo que había pasado y cancelarlo todo. Lamentaste lo sucedido, aun así, me prometiste que no ibas a dejar que me perdiera mi celebración. No entendí a que te referías, pero supuse que tú no abandonarías el plan, no esperaba que, en realidad, estabas preparando mi propio Halloween en mi casa.
Le pediste permiso a mis padres para llevar decoraciones de todo tipo y convertir al salón familiar en un terrorífico escenario para ver películas de suspenso, comer golosinas embrujadas y bailar en la oscuridad. Incluso, me conseguiste un disfraz para hacer juego con el tuyo, éramos los esposos Curie.
Te marchaste en la madrugada, o eso creí, porque, cuando el mundo entero dormía, te escabulliste en mi habitación y me diste un susto de muerte. "No es un verdadero Halloween si no te asustan", fue justo lo que dijiste. No sé cómo entraste, ni cómo saliste, pero me hiciste llorar y no supe si fue por el miedo o porque me era imposible comprender cómo podías amarme tanto. Y cómo eso se sentía tan bien.
Tal vez aquel Halloween no fue como uno de costumbre para ninguno de los dos, pero tengo que decirte que fue el mejor.
Halloween será en unos meses, si quieres venir disfrazado a mi casa, te esperaré sonriente.
No me va a importar si quieres asustarme de nuevo, saber que regresaste valdría la pena.
Con nostalgia,
tu Marie Curie de una noche.
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Ruta 133: el último adiós | Terminada |
Short StoryPrimer lugar, premios Chicos tinieblas 2019. ☆☆☆ Fuego y gasolina. Hielo y combustión. El universo los creó juntos, las galaxias cuidaron de su luz, pero una inesperada explosión cósmica, les arrebató el estrecho destino que lograron construir. ☆☆☆ ...