Preguntas

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Ahí estaba, caminando mientras el viento frio propio del otoño rozaba mi cara. Mi nariz seguramente se había vuelto roja. Al pasar observo los jarrones, estos contienen bellos arreglos florales, en el suelo el césped esta cuidado y perfectamente podado, el aire es fresco y el lugar ofrece un aspecto limpio. Camine un largo tramo para llegar a los mausoleos de la familia Agreste. Leí detenidamente las inscripciones que me sabía de memoria por haber venido más veces de las que quería recordar. El nombre no apareció, nunca lo hacía sin importar las veces en que volvía a venir.

-Tiene que estar viva. Me lo dije en voz baja, ya no sé si me lo digo como consuelo o promesa. –Ella tiene que estarlo. Me repetí y después reí.

Reía por lo irónico de la situación, quizás demasiado fuerte pero no pude evitarlo, como iban a creerme que realmente no había planeado nada, que realmente quería ayudarlos. Si bien es cierto que me beneficio de manera personal por la comprobación de mis teorías pero no por ello los vendería a Hawkmoth al que por cierto en mi vida he hablado con él.

Por supuesto no lo haría, no ahora que tengo todas las piezas que tanto quería, las cuales por cierto estaban en mi contra. Por un pequeño momento desee no haber encontrado el diario, hubiera preferido seguir a mi ritmo lento pero libre de sospechas. Suspire ya estaba hecho, pude haber escondido el diario un poco más pero el paso crucial debe ser dado por ellos.

Después de un rato emprendí el camino de regreso había otros lugares a los cuales quería ir, en mi mente comenzó a sonar de nuevo ese relato: "Hace treinta años había tres amigos, dos chicas y un chico..."

El diario quedo abierto. Fue testigo de la silenciosa partida de Felix. El adolecente rubio contacto a sus dos amigos para ponerlos al tanto de lo ocurrido. Trato de ser lo más racional posible, se esforzó por suprimir el sentimiento de traición, el cual se retorcía en su estomago provocándole nauseas. Las palabras fluían sin tropezarse ni entrelazarse, simplemente salían y en algún punto comenzó a alzar la voz con creciente ansiedad por eso pero sin poder detenerse continuo hablando la ira y el dolor comenzó a salir a jirones y termino contando la historia a borbotones, se sintió entonces débil, frágil y perdido.

Entonces fue abrazado.

Los delgados brazos cubiertos de látex rojo rodeaban su cuello. No hubo palabras de consuelo, solo el calor de ella para afirmarle que no estaba solo, sin importar lo que pasara ella estaría con él.

Su otro yo los miro sentimientos encontrados, los celos iníciales fueron rápidamente separados por la ira. Se canso de las medias verdades, las constantes suposiciones, de intentar confiar en un hombre a todas luces sospechoso. Lo maldijo en voz alta.

Sus amigos se voltearon a mirarlo, antes de que hablaran el emprendió la búsqueda del susodicho.

Fue una búsqueda bastante rápida solo requirió dos paradas, la casa y el edificio; encontrándolo en este.

Antone estaba en la planta baja, por las ventanas entraba la luz del interior, su color anunciaba el comienzo del atardecer, el diario estaba en sus manos, su semblante estaba sereno y quizás eso fue lo que más le enfureció. Insultos que creyó que nunca diría salieron con fuerza de su boca mientras le exigía la verdad.

El hombre sin expresión lo miro, no respondió estaba atento a los sonidos del exterior. Pronto llegaron los otros dos. Un susurro anuncio su llegada, los pasos silenciosos dieron la ilusión de aparecer de la nada.

-¿Por qué Antoine?. Pregunto Felix.

Antoine lo miro a los ojos. Parecía triste.

-Podría pasar horas intentando convencerte de que no estoy aliado a Hawkmoth, de que apenas hace unas semanas que encontré el diario. Convencerte de que este sencillamente apareció en la planta de arriba. Podría explicarte de cuanto significo para mi leerlo, sobre el dolor que nos une a ambos. Quiero ayudarlo no solo a él, a ti y a las personas relacionadas a esto. Porque aunque nuestro lazo no fue igual de fuerte sin duda ahí esta y sobre todo quiero salvarla a ella.

Minuto ceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora