Confesion

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   Sabía que había llegado el momento sin embargo estaba nerviosa, asustada de su respuesta pero quiero mostrarme valiente, al menos una vez frente a él.

El timbre anuncio el final de la última clase, el comenzó a guardar sus cosas, me acerque a él, mi voz tembló cuando le pregunte si podíamos reunirnos dentro de algunas horas en el parque.

Adrien acepto, parecía contento se despidió. Mi corazón latió un poco más rápido.

Llegue corriendo a casa, me di una ducha rápida y me arregle un poco. Elegí mi ropa usual y me cubrí con un suéter, los caprichosos vientos de otoño agitaban mi cabello. Sorprendentemente llegue puntual, el ya estaba ahí esperándome.

Se acerco a saludarme, después de las preguntas de cortesía, buscamos una banca para sentarnos, elegimos una un poco apartada para tener un poco de privacidad. Sentía que me temblaban las rodillas, hablamos un poco de cosas sin importancia.

-¿Recuerdas cuando nos conocimos?-.le pregunte nerviosa.

-Si, como olvidarlo, tú me acusaste de pegar un chicle en tu asiento, menos mal que pude aclarar el malentendido- Me respondió mirando al vacío.

-Yo también lo recuerdo perfectamente, yo aun guardo esa sombrilla.- Le confesé, como si fuera mi mayor secreto.

-¿En serio?, me sorprende... ah pero en el buen sentido, no me molesta, no pongas esa expresión-. Se apresuro a tranquilizarme, estaba a punto de entrar en su pánico.

Reí nerviosa, necesitaba tranquilizarme, recupere la compostura, al menos la suficiente para volver a hablar.- Me causaste una gran impresión en ese día lluvioso, desde entonces he querido pasar más tiempo contigo, conocerte mejor pero siempre termino tartamudeando al estar frente a ti, es como si pasaran mil cosas por mi cabeza y quisiera decírtelas todas al mismo tiempo-.Lo mire antes de continuar, el estaba un poco sonrojado y se frotaba la punta de su nariz, escuchaba el palpitar de mi corazón en mis oídos

-Yo... hoy... quería...- mordí mi labio inferior, necesitaba decirlo

-Me gustas!, desde el día en que me regalaste la sombrilla, fuiste la primera persona de la que me enamore, cosas que quizás hayan sido pequeñas para ti, como la película, la función del mimo, el concurso de los videojuegos, todos esos momentos fueron importantes para mí, me hicieron muy feliz.

Adrien sintió una oleada de alegría al escuchar su confesión, el uso de los verbos en pasado no paso inadvertido.

El cuerpo entero de Marinette temblaba, haciendo acopio de toda su fuerza, miro a Adrien a los ojos en espera de su respuesta.

El la observo, le parecía tierna y vulnerable, su primer impulso fue mentirle y aceptar sus sentimientos, sin embargo ella se esforzó por ser honesta, ella no merecía mentiras.

-Yo te admiro Marinette, realmente lo hago- Afirmo una vez más al ver la expresión incrédula de ella.- Pareces que siempre sabes qué hacer cuando surge algo inesperado, procuras ser amable con todos a tu alrededor y ayudar en lo posible, los momentos que hemos compartido también han sido importantes para mí, desde ese día lluvioso te he considerado mi primera amiga del exterior, eres una amiga importante para mí.

La adolescente se esforzó por sonreír, sin poder evitarlo formulo la última pregunta.

-¿Hay alguien que te gusta?

-Si la hay. Yo no puedo ver a nadie que no sea ella, lo es todo para mi, ella representa la esperanza, la fuerza, es alguien con quien quiero estar por el resto de mis días, aun si ella no me corresponde ahora, no quiero rendirme no importa cuánto tiempo tenga que pasar, la amo.

Minuto ceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora