Capítulo 30

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Kris se mantenía sereno sin apartar la mirada de Tao, incluso sin parpadear y los ojos comenzaban a arder le pero no importaba, pensaba que si lo hacía, en cuanto volviera a abrir los ojos el panda ya no estaría ahí pero recordó que el que podía hacer eso era Kai, también necesitaba hablar con el ahora que recordaba, de un momento a otro  todos parecían tener muchos secretos.

- Esta bien, te contaré todo - dijo Tao mientras miraba a los ojos a Kris por primera vez desdé que llego - No es algo fácil de contar y mucho menos de creer pero dado que tu lo presenciaste no sera tan difícil.

Guardaron silencio por otro par de minutos en los que Kris sujeto con fuerza la mano de Tao para dar le apoyo, animando lo a continuar.

- Pero antes necesito saber ¿Te quedarás conmigo después de esto? 

- Si no estaría dispuesto a permanecer a tu lado ¿Crees que estaría aquí?

- Supongo que no - respondió desviando nuevamente la mirada, la intensidad con la que era observado era demasiada para él.

- No quiero que supongas, quiero que estés seguro de que no me iré de tu lado.

Kris acerco su mano libre al rostro de Tao, tomando lo de la barbilla, levantando lentamente su rostro para que sus miradas volvieran a encontrarse y entonces Tao lo entendió, quizá estaba siendo un poco dramático y por eso no podía ver con claridad la sinceridad en las palabras que el chico frente a el pronunciaba.

"Un día llega alguien que te abraza tan fuerte que vuelve a encajar todas las piezas rotas" *

Y haciendo caso del impulso que sentía en esos momentos, Tao se abalanzo sobre Kris hasta sentirse cómodamente seguro entre sus brazos, Kris lo abrazaba tan fuerte que le dolían un poco los brazos pero la sonrisa que tenía tatuada en sus labios sería imposible de borrar en esos momentos.

Tao solo podía pensar en lo bien que se sentía poder abrazar a la persona que amas.


Sehun salió de su casa seguido de Junmyeon pero al llegar a la esquina tomaron caminos diferentes, iba escuchando música mientras caminaba, sentía como las palmas de sus manos picaban, era sensación extraña que había comenzado a experimentar desde que conoció a Luhan, siempre que pasaban algún tiempo sin verse se sentía de esa manera, en su estomago sentía las alas de las mariposas haciendo cosquillas en su estomago, por muy cursi y tonto que sonara, siempre que era momento de verse nuevamente esas sensaciones lo invadían.

Recogería a su lindo novio en su casa, no había ido muchas veces y las pocas que lo había hecho ni siquiera fue capaz de entrar, pero eso lo dejaría para otra ocasión, hoy tenía programada una cita muy especial.

No era el tipo de persona que expresaba mucho sus emociones, su rostro siempre serio y sus palabras sin una pizca de tacto lo hacían parecer un frío hijo de puta pero esa era la imagen que tenían de él las personas que ni siquiera lo conocían realmente, esta bien que su rostro no mostraba muchas expresiones pero no podía hacer nada al respecto así había nacido y cuando intentaba cambiaras terminaba siendo la burla de sus amigos por las expresiones tan raras y graciosas que hacía, así que dejo de intentarlo.

Pero a Luhan no le importaba, siempre le decía que así le gustaba, que era su encanto natural, no pudo evitar sonreír al recordar lo diferente que eran ambos, su ciervo era toda belleza y sonrisas, pensando en flores, dulces y colores todo el tiempo y él era, bueno él.

Se detuvo en cuanto estuvo frente a la residencia color blanco con detalles rosas, la casa, un hermoso jardín de tulipanes se apreciaba mientras caminaba por el camino que lo llevaba a la puerta, estaba a punto de tocar el timbre cuando la puerta fue abierta de golpe dejando al descubierto al chico más hermoso que había visto en su vida, castaño, ojos color avellana y tan expresivos, sus labios rosados que siempre le tentaban para ser besados, delgado, de delicadas facciones  y con el tamaño perfecto para encajar entre sus brazos como piezas de rompecabezas.

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