Los caballeros dorados: la generación sin armadura

Capítulo 3

Tal como lo predijo Enoc, la casa de libra estaba desierta, no había rastro alguno de que alguien hubiese estado en ese lugar alrededor de semanas.
La casa de libra se encontraba llena de diversos artefactos, la mayoría parecían herramientas que cualquier inventor manejaría.

-Le apasionan los inventos desde que tengo memoria, aunque la mayoría terminen en catástrofes, siempre es divertido ayudarla a probar lo que sea que haga.

-Nunca me imaginé que conocería algún hijo de mi maestro, mucho menos en estas circunstancias.

-En teoría aun no la conoces, pero o harás, eso tenlo por seguro.

La octava casa tampoco fue problema, esta se encontraba completamente llena de dianas de tiro, al parecer el actual morador es fanático de lanzar dardos.

En la entrada de la novena casa un joven de larga cabellera castaña y unos penetrantes ojos de color café se encontraba mirando al horizonte, portaba de manera elegante la armadura dorada de sagitario, desvío la mirada unos breves instantes para observar a quienes se dirigían a su templo, después de eso regreso su mirada nuevamente al paisaje que con anterioridad lo había mantenido cautivo.

-Sean bienvenidos - dijo con voz serena y cerró los ojos - espero que no hayan tenido inconvenientes con mis compañeros.

-A decir verdad si, uno que otro - Seiya se adelantó, el caballero frente a él suspiro pesadamente.

-Lamento eso, pero dejando eso de lado me presento, mi nombre es Adonis, caballero dorado de sagitario, es un placer conocerlos.

-Igualmente.

-Por favor continúen, lamento si no les acompaño, pero debo hacer algo. - Dirigió su mirada a Enoc - ¿Quién se encuentra en la casa de géminis?

-Camile - respondió de manera automática.

-Perfecto, hasta esta noche entonces - hizo una reverencia y se retiró.

-Es una persona muy seria - Shun se quedó pensativo.

-Y bastante responsable también, pero es una de sus mejores cualidades, sin mencionar que es un líder nato.

-Eso se puede apreciar con solo verlo - Shiryiu comenzó a caminar tranquilamente. ¿Cómo es el hijo de Shura?

-Gabriel, es una mujer bastante seria, casi nunca sale de su casa y tiende a ser bastante respetuosa, es una gran amiga.

-Así que Gabriel, curioso nombre.

-Su padre al ser el caballero más leal a Atena quiso que su hija tuviera al nombre de uno de los arcángeles más leales a su deber, desde que la diosa regreso ella se ha vuelto algo así como su escolta personal, la protege mucho.

-Shura era esa clase de persona - Shiryiu recordó con tristeza al caballero de capricornio - leal a su deber.

-Siempre lo fue.

La casa de capricornio se encontraba llena de diferentes pinturas, todas y cada una de ellas con ángeles, dioses, caballeros, etc. representando diferentes escenas.

-De tal palo tal astilla - Shiryiu contemplaba entre maravillado y divertido todo a su alrededor.

-No lo dudes - Seiya apresuro el paso - estos cuadros me incomodan, salgamos rápido.

-Que buenos gustos tiene - Shun no ocultaba su asombro con los cuadros.

Nadie dijo nada hasta llegar al templo de acuario, Hyoga se detuvo en la entrada.

-Este lugar me trae nostalgia, ¿Qué tanto cambiaron el templo?

-Es el único lugar que sigue como lo dejo su antiguo guardián, se encuentra prácticamente abandonado desde hace cuatro años, recién vuelve quien lo cuidara.

-¿Cómo es ella?

-Idéntica a su padre en la personalidad, pero ya olvide su rostro, el mismo Camus la obligo a portar la máscara prácticamente desde que nació porque dijo que su rostro le recordaba a su madre. No sabría que más decirte al respecto.

La casa de acuario se mantenía fría, algunas de sus partes en ruinas, escarcha en el suelo y las paredes, hasta el final del templo se podía divisar una rosa de cristal sobre un cimiento del mismo material.

-¿Qué con la flor?

-Un regalo, la guardiana de piscis se la entrego antes de que partiera, la congelo y la dejo aquí, supongo que en memoria de su padre o tal vez diciendo que no quería saber nada de este lugar hasta que regresara.

-Sin apegos, igual que mi maestro.

-En efecto.

Los cinco jóvenes quedaron sorprendidos al percibir que el sendero detrás del templo de acuario para llegar a piscis estaba rodeado de flores en las orillas de las escaleras, de todo tipo y colores resaltando los rosales.

-¿Cuándo crecieron tanto las flores de piscis hasta este lugar?

-Aurora de piscis, única hija de afrodita, compañera cercana a Elena de Acuario, le prometió que le ayudaría a cuidar de esta casa mientras ella regresaba, duro toda una semana y utilizo mucho cosmos para estas flores.

-Entonces es una buena amiga.

-Es muy detallista, pero muy impredecible, así que no se confíen, y no digan nada con respecto a su apariencia, eso la molesta bastante.

-¿Es fea?

-Al contrario, por eso mismo se molesta, porque no le gusta como luce.

-Afrodita no se incomodaba, al contrario, le gustaba recibir adulaciones.

-Lo se...

Todo el sendero los caballeros fueron acompañados por las flores que custodiaban la casa de acuario hasta piscis, al llegar al último templo Enoc llamo a la guardiana.

-Aurora, solicito permiso para atravesar la casa de piscis con los caballeros de bronce.

Desde la parte de afuera se escuchó una voz un tanto melodiosa.

-Tienen mi permiso Enoc.

-Te lo agradezco.

Siguieron su camino hasta llegar a la parte trasera de la casa donde se encontraba una joven de cabello celeste alborotado y largo hasta la cintura, esta se encontraba de espaldas a los jóvenes regando unas flores.

-No es nada, comenzaba a preguntarme en que casa los habían matado, tardaron en llegar - se giró dejando ver unos labios carnosos color carmín y unos ojos violetas adornados con unas largas pestañas negras.

-Afortunadamente eso no paso.

-Eso veo.

-No la veo tan bonita - Seiya recordó el rostro de una peli lila y la comparo con la mujer que tenía enfrente - Saori es más.

-También creo que la diosa Atena es preciosa - Aurora sonrió, por primera vez alguien no la adulaba sobre su apariencia, eso la hacía sentir menos superficial.

-Nos retiramos Aurora.

-Adelante, nos vemos esta noche caballeros.