Elena recién entraba al templo de acuario después de haberse ausentado cuatro horas aproximadamente.
-¿Dónde estabas? – Camus esperaba en la entrada con su semblante más serio que de costumbre.
-Haciendo algo.
-Elena – el tono de voz que utilizo cargado de reproche fue silenciado por una voz que ambos conocían.
-Camus – Shaina se acercó a ambos – no deberías hablarle de esa manera.
-Este asunto no te incumbe – regreso la mirada a su hija – explica que estabas haciendo y donde – Elena suspiro.
-Fui a Rodorio para enviar una carta pidiendo que me mandaran algunos artículos, llevo tres meses en este lugar y no tengo ropa ni para entrenar ¿contento con mi respuesta?
-¿Y tú que hacías con ella? – esta vez fue el turno de ofiuco de responder.-Le fui a pedir a mi maestra, la mujer que por cierto me crio durante once años, que me prestara algo de ropa.
-Comprendo, te lo agradezco Shaina.
-No hay de qué – suspiro frustrada por la situación.
Camus se adentró al templo nuevamente.
-Lamento eso maestra.
-Es comprensible, en fin, tú deberías respetar a tu padre y avisarle entre otras cosas.
-No prometo nada.
En esta ocasión la reunión se llevó a cabo en la casa de capricornio, y está de más decir que a ninguno le está yendo muy bien que digamos en cuestiones familiares, de la misma manera que los jóvenes aprendices para caballeros dorados los padres se reunieron en el templo de acuario a beber con susodicho guardián.
-No me respeta en lo absoluto, ni siquiera se dirige a mi como padre, lo hace por mi nombre – Aioria se bebió de golpe el whisky del vaso.
-No puede ser tan malo, Fidan es un encanto de niña – Aioros palmeo la espalda de su hermano.
-Eso lo dices porque a ti si te respeta.
-Dejen de preocuparse tanto, estas situaciones son normales entre padres e hijos, llevo conociendo a la mía desde hace doscientos años – Dokho sonrió tranquilo – y siempre me sorprende.
Shaka solo analizaba la situación, no consideraba tener esa clase de problemas con su hija, aunque pensándolo bien, casi no conocía nada de ella.
-¿Tú no piensas decir nada Camus? – Milo estaba más concentrado en beber que en hablar.
-No me gusta admitirlo pero… Elena es muy distante conmigo, me trata como a cualquier compañero de armas, la única figura de autoridad en su vida son el patriarca, Adonis y Shaina.
-Bueno – Milo observo el contenido de su vaso – en parte es gracias a ti.
-¿Qué quieres decir? – su fría mirada mostraba algo de enojo y duda.
-Nunca la trataste como una hija, si mal no recuerdo desde que nació le colocaste la máscara y se la encomendaste a Shaina para que la entrenase, le prohibiste expresar lo que pensaba y suprimiste sus sentimientos, yo tampoco te querría.
-Milo – su voz sonaba nostálgica – supongo que tienes razón.
-El que más se salva de esto es Mu – Shura negó levemente – se ve que se llevan bien.
-Bueno – el carnero sonrió – ciertamente no acostumbramos discutir pero, no confía del todo en mí, prefiere mantenerse reservado.
-Es normal que tengan secretos – Afrodita suspiro y bebió de su copa de vino – después de todo nosotros tampoco les contamos todo ¿o me equivoco?
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Los caballeros dorados: la generación sin armadura
FanfictionDiez años han transcurrido desde la última batalla en el inframundo, diez años en los cuales la paz a reinado y los caballeros de bronce protegen el mundo por el cuál los antiguos caballeros dorados pelearon. Pero ¿que hacer con la calma que viene d...