Capítulo 16

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Durante la reunión en la casa de escorpión, Shaka se mantuvo pensativo, ajeno a todos los comentarios que sus compañeros hacían hasta que Mu pasó su mano por la cara de su compañero.

-Te noto muy distante ¿ocurrió algo?

-Nuestros hijos están creciendo... - se dirigió a Aioria esta vez – Creo que debemos tener esa conversación con nuestras hijas.

Aioria casi se ahoga al escuchar eso – ¿D-de que conversación hablas?

-Sabes a cual me refiero, tú también Camus.

-¿Y yo por qué?

-Fidan y Elena son las menores, sin mencionar que nuestras hijas Aioria, ya piensan en los jóvenes de esa manera.

-No suena tan mala idea – Aioros se quedó pensando – yo igual hablare con Adonis.

-Como si tu hijo no supiera – Ángelo soltó una carcajada.

-¿Qué quieres decir?

-Adonis, Camile y Clarice son por lo menos dos años mayores que los santos de bronce, quienes tienen alrededor de veinticuatro años, digo, por más inocentes que los creamos no lo son tanto.

-Buen punto, nosotros nos convertimos en padres a los quince... - Milo se rasco la nuca incómodo.

-¿Qué insinúas sobre mis hijas? – Saga observo seriamente a Death.

-Puedes preguntarles si no me crees.

-Tú... - dejo sin concluir su oración al pensar en lo dicho, ciertamente no se les veía el rostro pero aun así el entrenamiento y las ropas que utilizaban para llevarlo a cabo demostraba que eran hermosas señoritas, no dudaba en que hubiesen recibido infinidad de propuestas, sobre todo por la personalidad tan coqueta de su hija menor.

-Ya hueles a suegro – siguió burlándose de su compañero.

-Nadie es digno de mis hijas.

-¿Qué me dices de Adonis?

-Ni siquiera él.

-¿No te gustaría que fuéramos consuegros? – Aioros observo a su camarada.

-No te ofendas pero no quiero a nadie rondando a mis hijas, soy un padre muy celoso además, no creo que exista interés entre ellos.

-No hay peor ciego que el que no quiere ver – Aphrodite se limpiaba las uñas mientras escuchaba, con la mentalidad tan abierta que poseía ya había tenido esa charla y muchas otras más con su preciada hija – pero les recomiendo que no solo hablen sobre sexualidad con sus hijos, sino sobre sus cambios biológicos, Elena y Fidan están en esa edad.

-¿Qué edad? – Aioria no entendía.

-Pero que gato... El periodo – el sueco se tocó la frente.

La mayoría desvió la mirada y un bochorno adorno sus rostros.

-Creo que le pediré ayuda a Marín con ese tema.

-Shaina ya debió de haberle comentado a Elena sobre eso – Camus seguía con la cabeza baja.

-Nada de buscar ayuda de nadie – la mirada cargada de reproche por parte del santo de piscis no admitía queja alguna – ustedes son sus padres y no hay nadie mejor para explicarle a sus propios hijos que ustedes mismos, Aioria te quejas sobre la falta de confianza en tu relación con Fidan, pues intenta acercarte a ella, que no te vea como un enemigo sino como un padre comprensivo, y Camus... Elena debe temer dar un paso a ti por miedo al rechazo.

Los caballeros dorados: la generación sin armaduraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora