-¿Elena? – Menlo se quedó petrificado, desde hace cuatro años no veía a la dueña de esa voz.
-¿Esperabas a alguien más? – una joven con ropas invernales y una máscara plateada con dorado, cabello color verde como el pasto se acercó – Joven Kiki solicito permiso para pasar por la casa de Aries.
-Señorita Elena tiene todo el permiso.
-Lo agradezco - se acercó a la armadura de Pegaso y cortó su muñeca bañando en sangre la armadura.
-Elena no es necesario, permíteme terminar esta armadura y te escoltare a la casa de acuario.
-Menlo tu puedes hacer lo que quieras, pero decidí que quiero reparar esta armadura, es mi decisión ayudar así como tú.
-¿Cuánto tiempo estuviste observando?
-Lo suficiente como para querer evitarle tanto desgaste a Enoc.
-Deberías avisar que ya estás aquí.
-Ann y Fidan ya lo saben, las encontré de camino y Alden estaba en el mercado cuando llegue, los demás pueden saberlo cuando pasemos por sus respectivas casas – Los tres terminaron de manera simultánea de bañar en sangre las armaduras.
-Se los agradezco mucho señorita Elena, señor Menlo.
-No hay de que - ambos jóvenes se despidieron y emprendieron el camino hasta la octava y onceava casa.
-¿Dónde está tu equipaje?
-Primero necesito saber cuánto tiempo requieren aquí mi presencia, solo traje lo de una semana, está en mi mochila.
-Cuatro años sin vernos y sigues igual de fría conmigo.
-No empieces.
-Eres la guardiana de Acuario, deberías estar en tu templo, no en el polo sur con los estúpidos pingüinos.
-Solo soy la custodia del onceavo templo en lo que encuentran a alguien digno, después de eso volveré a donde estaba.
-Entonces iré contigo.
-Tu lugar es aquí, en el santuario.
-Mi lugar es donde tu estes, así de simple.
-¿Qué hay de Aurora?
-Aurora… estará bien sin nosotros.
-¿Y tú estarás bien sin ella?
-Te molestaría esperar conmigo en la casa de escorpio en lo que me preparo para esta noche, después iremos a acuario.
-Como quieras.
El tiempo transcurrió de manera tranquila hasta la noche, todas las personas que en ese momento se encontraban en el santuario, unos aprendices de caballeros, algunos santos de plata, santos femeninos entre otros fueron invitados a la celebración de paz que en esos momentos se mantenía, la única condición era que las armaduras y las máscaras no estaban invitadas, solo sería un festejo como acostumbraban las personas normales.
-Sigo diciendo que es una estupidez de proporciones mayores – Camile le dio un sorbo a su copa, sus ojos morados relucían mientras que una curiosa cicatriz que bajaba desde su frente y atravesaba por su ojo derecho hasta llegar a la barbilla le daban un aspecto de fiereza, traía puesto un vestido negro cruzado en la parte de los hombros, largo hasta las rodillas, sencillo.
-Bien que te estas divirtiendo no te hagas – Clarice se encontraba aun lado de ella, a diferencia de su hermana ella poseía los ojos de color rojo, por otra parte su vestido con escote de corazón en color vino, con varios brillos incrustados en la parte superior, igual de largo que el de su hermana – por cierto te vez bien.
ESTÁS LEYENDO
Los caballeros dorados: la generación sin armadura
Fiksi PenggemarDiez años han transcurrido desde la última batalla en el inframundo, diez años en los cuales la paz a reinado y los caballeros de bronce protegen el mundo por el cuál los antiguos caballeros dorados pelearon. Pero ¿que hacer con la calma que viene d...