Dioses guardianes

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Rov y Rove tuvieron mil hijos de entre los cuales destacó una: Ipala. Ella nació con unas piernas larguísimas y el cabello con los colores del arcoiris. Ella era la más rápida de todos los dioses, lo que junto a su gran memoria hizo que fuera nombrada mensajera de los dioses. Para mejorar su tarea construyeron la Torre de Ipala, una construcción con forma de dos conos que conecta Erundele directamente con Gæb.

Normalmente, Ipala es reconocida por un mito en particular: el mito de la savia del Leuchtendast. Los dumitas pensaban que si bebías la savia del árbol te convertirías en un dios como ellos. Enterado de esto, una hegazti llamada Briite ideó un plan para engañar a los dioses y convertirse en una de ellos.

En primer lugar, los invitó a todos ellos a un banquete. Les ofreció un delicioso hidroambrosía que, según ella, les sumergería en un trance maravilloso. Cuando Ipala fue a beber, un caracol se sumergió en su vaso, y en lugar de salir en un estado de conciencia alterada, cayó profundamente dormido.

Ipala fingió dormir tan profundamente como sus compañeros y esperó a que Briite saliese volando. Al ser mil veces más rápida que ella, Briite no la podía ver y continuó su camino hacia la Torre de Ipala. Cuando iba a atravesar la puerta, fue capturada por la diosa arcoiris que cambió su sangre por la poción de sueño y que la mandó al Espacio Peor para siempre, donde su espíritu fue guardado en una caja de plata.

Tardó mucho tiempo hasta que los dioses despertaron de sus pesadillas. Temiendo que la epidemia se expandiera, le pidieron a Ipala que cuidase no solo de la caja, sino también del palacio y todo lo que sucedía en los Tres Mundos. Ella sin dudarlo aceptó.

Respecto a Term, muchas de sus aventuras protagónicas se han perdido. Él se casó con Ipala para compartir con alguien la capacidad de ver lo que pasaba en los Tres Espacios de manera más eficiente y esa es su aparición más destacada. Normalmente él aparece en mitos ajenos quejándose por el estado del Leuchtendast; sin embargo, los elfos cuentan cantares suyos en los que bendice alguna pareja con un hijo o cura a gente, animales o plantas. Estos cantos no tienen mucha aceptación entre los demás pueblos dumitas.

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