La lucha de astros

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Mientras Insa y Pol aún buscaban su animal sagrado, ella conoció a un joven cazador, Gerrik. Él era el mejor cazador, un campeón que llamó la atención de la diosa.

Su primera toma de contacto fue durante una cacería en la que, aquel que cazase un Oper sin sufrir daños, ganaría el trono pujante de Erundele. Ambos se introdujeron en una grieta totalmente vertical, por la que cayeron mientras estos demonios sin cara trataban de herirlos con sus brazos similares a alambres de espino.

Insa utilizó su arco mágico que siempre acertaba en el blanco y consiguió acertarle a uno en su pecho (pues parece que estos seres no tienen corazón). Entonces observó que Gerrik había quedado atrapado en los brazos de otro, que también pereció en su flecha.

Ambos ascendieron cargando con sus presas cuando ya era de día. Insa, pues, tuvo que marcharse con su astro. Gerrik permaneció allí, y allí fue donde Pol lo observó.

Gerrik no solo era un maestro cazador, también era el hombre más hermoso que jamás había existido. Pol entonces bajó con él y estuvieron conversando hasta el atardecer, cuando la luna regresó a ver al joven. Con esta dinámica permanecieron durante años.

Durante un eclipse solar, Insa encontró a su hermano en el lecho que tantas veces había compartido con Gerrik. Llevada por sus celos le disparó una flecha, pero la lámpara de aceite la prendió. Ahora no solo Pol había mancillado a su amante, sino que había conseguido que una flecha no diera en el blanco. Doblemente humillada, volvió a disparar mientras el sol huía.

Pol recorrió el mundo en círculo, y así lo hacía Insa tras él. Esto llevó a la dinámica del día y la noche. Para el pueblo feérico, los días se alargan en verano porque Pol consigue adelantar posiciones respecto a Insa, y lo contrario sucede en invierno. Los eclipses lunares son Pol quemando sus flechas, haciendo que ella se sonroje de vergüenza e ira (razón por la que la luna se vuelve rojiza), mientras que los eclipses solares son Insa finalmente alcanzando a su hermano y atacándolo de mil maneras distintas.

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