Desde la unión entre el amor y la sabiduría, Grask no hacía sino estar constantemente enfadado. Mucho tiempo atrás, él había estado casado con una joven humana, Perunova, que obviamente había fallecido. Perunova había sido, junto a Misha y Ráf, la única mujer que alguna vez pudo derrotarlo; por lo tanto, él consideraba que debía casarse con una de las dos diosas anteriormente mencionadas. Su ira se transformaba en grandes tormentas que abnegaban las ciudades, epidemias que acababan con poblaciones y guerras que asolaban el mundo.
Term gritaba de dolor, y amenazó con cortar el Leuchtendast si no se solucionaba el problema. Zielony ideó un plan: transformó a Misha como su doble y ella tomó su apariencia. «Misha» entró en el dormitorio de su hermano y se ofreció a casarse con él. La ira de Grask se apaciguó y pronto ambos se casaron. Sin embargo, durante la ceremonia, cometió el error de insultar a «Zielony». La novia tomó su apariencia original y, aprovechando el asombro del novio, se transformó en una versión de él veinte veces más grande, lo agarró y lo lanzó contra el suelo, quedándose un enorme agujero en el suelo por el cual Grask cayó hasta Gæb. Así, Grask perdió su divinidad.
Sin embargo, esto solo supuso más problemas, ya que ahora no llovía nada en absoluto y estaba empezando a reinar la superpoblación. Term, de nuevo, amenazó con derribar el árbol, así que Zielony tuvo que bajar a nuestro mundo para arreglar el entuerto.
Una vez allí, Grask volvió a decirle que era débil. Ella lo convirtió en un árbol y se fue de fiesta durante trescientos años. Ráf se le apareció a su hermana, recordándole su misión y diciendo que si en un año no conseguía que Grask volviese, los dioses la decapitarían. Así, deshizo su hechizo y le preguntó a Grask cómo podría volver a ser un dios. Él respondió que para ello necesitaría un arma divina digna de él, y Zielony se ofreció a acompañarle.
Durante once meses y treinta días ambos estuvieron buscando un arma digna. La que más cerca estuvo fue un hacha-martillo, pero Grask se la entregó a su bisnieto cuando este les acogió en su casa. El plazo se acababa y cuando más ligera Zielomy sentía su cabeza, surgió una nueva esperanza: Un animoide (nombre que recibían las máquinas que Prog olvidaba en Gæb) tenía un gran tesoro, y este incluía el escudo más duro de todos y la espada más afilada de todas.
Lo que no sabían es que el tesoro estaba maldito. El animoide, de nombre Tuefoy, había escuchado que Zielony los robaba [tesoros] para comérselos. Si tenía intención de herir a Grask se desconoce, aunque fue él quien sufrió la maldición del hielo interno.
El hielo interno es uno de los maleficios más poderosos de Dume, y su efecto es similar a beber cicuta. Primero, sus piernas fallaron. Luego su respiración se fue ralentizando. Empezó a sangrar por la boca, la nariz, los oídos y los ojos. Pese a los esfuerzos de Zielony, pronto la maldición llegaría a su corazón y moriría. Le confesó su amor a Zielony y dejó de respirar.
Ella tuvo una idea. Mientras amanecía y los dioses se aproximaban, Zielony se arrancó la mitad del corazón y se lo implantó a Grask. Él se levantó cuando los demás ya se aproximaban y anunció que la diosa que lo había derrotado y que lo había acompañado en tantas aventuras sería oficialmente su esposa.
ESTÁS LEYENDO
Sobre la mitología dumita
FantasyRecopilación de mitos dumitas realizada por Wilhelm Strauß, jefe del Departamento de Literatura del Sapiorium de Berolina